jueves, 28 de noviembre de 2013

Un sábado cualquiera...

Sábado 23 de noviembre de 2013
 A las 9 de la mañana y con -1º C llegan a Chinchón Milhouse, Kibuko y Javich_gp. Mientras Maverick y Golfo esperan en "el otro" punto de reunión, hasta que se percatan del error y viajan rápidamente montados en el "Delorean" hasta Chinchón. Una vez montadas las burras y todos ataviados para soportar las bajas temperaturas, nos disponemos a afrontar la ruta, a priori sencilla, que Maverick nos ha preparado, no sin antes escuchar los consejos que un paisano nos da muy amablemente.



Partimos de Chinchón y, a buen ritmo, llegamos a Colmenar de Oreja. Aquí empiezan las primeras dudas con la ruta, que rápidamente quedan solucionadas gracias a las ayudas tecnológicas. Continuamos hacia Belmonte del Tajo y, atravesando un bosque, llegan los primero repechos en los que se empiezan a ver las fuerzas que acompañan a cada uno. Aún así, el grupo permanece unido y continúa su camino hacia Villarejo de Salvanés atravesando olivares y llaneando, lo que permite al grupo olvidar las duras rampas de la ruta anterior (¡Malditas zetas!)y mantener el buen ritmo. El paisaje no resulta muy acogedor, pero no importa porque la ruta es sencilla y permite a todos los bikers ir intercambiando impresiones.


 Pronto divisamos la fábrica de galletas y a pesar del frío todo parece ir bien. Golfo en un ataque de aburrimiento intenta bendecir el suelo y se levanta como si no fuera con él, ¡pero no os equivoquéis, que ahí está Maverick para que no se nos olvide!. A partir de este momento comienza a estirarse el grupo porque llegan las bajadas con buenas rampas que ponen los discos y las zapatas al rojo y ofrecen una bonita imagen del grupo estirado y a toda velocidad. Una vez terminada la bajada, continuamos llaneando hasta llegar a la Vía Verde del Tajuña (Perales de Tajuña), un camino asfaltado, bastante fácil y cómodo para rodar. Allí paramos a reponer fuerzas.






Pero el frío aprieta y enseguida se reanuda la marcha. Sin embargo, ya es demasiado tarde para uno de los bikers del grupo (Kibuko), que poco a poco se va quedando atrás. La fuerza ya no le acompaña y no siente las piernas, que no responden y queda la subida más dura de toda la ruta: 12 km con rampas del 3% (si llega). Aunque mentalmente está fuerte, ya no hay vuelta atrás. Parece que está subiendo el Tourmalet. El resto del grupo le arropa y se turnan para ir tirando de él. Parece que Podencus está también con nosotros porque amenazan duros ataques a la voz de ¡¡Ahí va, ahí va!! Milhouse, Javich_gp, Maverick y Golfo intentan recuperar a Kibuko de todas las maneras, pero no hay forma. Kibuko ya no es capaz de seguir el ritmo endiablado de sus compañeros. Mientras suben por las duras rampas que llevan hacia Chinchón, Milhouse y Maverick recuerdan su época universitaria y pasan el rato recogiendo cristales de yeso y recordando sus clases de geología. A punto está Kibuko de tirar la toalla, pero finalmente consigue llegar a Chinchón.


 Justo a la entrada del pueblo, el ansia contenida tras la "fuerte" subida puede con Maverick y se lanza al suelo a recoger un "preciado regalo" que alguien se ha olvidado y sin duda tiene mucho valor ya que no tiene tiempo ni de soltar los pedales.

 Una vez de vuelta en Chinchón, visitamos su magnífica plaza y reponemos electrolitos antes de afrontar las últimas rampas (quizás las más fuertes) hasta los coches. Ya pensando en la siguiente ruta volvemos a casa.





Kibuko

domingo, 17 de noviembre de 2013

El invierno ya está aqui.....

Domingo 10 de noviembre de 2013

 Domingo 9 de las mañana. Llegamos al aparcamiento de Cantocochino Golfo y el que escribe (Maverick). Mañana fría, 1ºC. Salimos del coche, preparamos todos los bártulos y qué ocurre...no llega el resto del grupo. Qué raro. ¿Les habrá pasado algo?. No. Lo raro es que hubieran llegado puntuales. Una vez en el aparcamiento todo el grupo nos disponemos a afrontar el reto del día subir las Zetas de la Pedriza. Algunos dirán: qué reto ni que narices si eso lo subo yo con una pierna atada a la espalda. Pero para unos globeros como nosotros no es que sea un reto, sino que es el reto del año.
Comenzamos la marcha 5 bikers (Golfo, Milhouse, Pascual, Sarraceno y Maverick). Ritmo tranquilo, charlando, comentando un poco lo que va a ser el día... pero las voces se apagan rápido. Prácticamente desde el aparcamiento comienzan 15 km picando hacia arriba, sin parar. Ya no se oyen voces, se oyen resoplidos.
Subimos a nuestro ritmo, fijándonos que casi hay más gente cogiendo setas que montando en bici. Pienso que nos miraban diciendo, dónde van estos cinco mendrugos con el frío que hace. ¡Qué razón tienen! Subimos más o menos bien hasta afrontar la última subida hacia La Nava. A partir de este desvío, para algunos es como una tortura vietnamita. Golfo y Milhouse dando chepazos con la esperanza de que en uno de esos golpes de riñon le lleve hasta la cima, Pascual a su ritmo subiendo cual escarabajo colombiano resistiendo todo y Maverick tratando de evitar salir a los envites de Sarraceno, que agarrado a su burra de cuernos rojos, parece que va bajando en vez de subiendo. Como si de una gran vuelta se tratase, nos arremolinamos todos en una de las curvas del recorrido y nos decimos:¡Vamos!¡Último kilómetro! Tras un último esfuerzo, llegamos a La Nava Sarraceno, Pascual y Maverick. Más atras aparecen Golfo y Milhouse. En un alarde de compañerismo nunca visto antes, Sarraceno se va corriendo hacia sus compañeros a vitorearles. Les grita, les anima los pone en pie!!! Golfo y Milhouse, ven inflamado su ego y sprintan, incluso Golfo se permite el lujo de levantar el brazo.

Una vez visto este gesto de compañerismo y humanidad (se me hace un nudo en la garganta al escribir estas líneas y parece brotar una lagrimilla en uno de mis ojos) vemos lo que el subir aquí nos ofrece. Un paisaje espectacular.
El día, a pesar del frío, es soleado. Ni una nube. Pero empieza a soplar el viento. Estamos casi a 2000 metros de altitud y el frío se hace notar. Nos cobijamos tras unas rocas y aprovechamos para alimentarnos y beber que buena falta nos hace. Sarraceno para evitar el aire se encama como las libres contra el suelo.



Toca reanudar la marcha. Cojonudo, todo bajada, decimos... ¡Y unas narices! El descenso es vertiginoso. Golfo y Sarraceno bajan como almas que lleva el diablo, pasando por encima de piñas, surcos y pedregales. Pasado el cruce de caminos que lleva a La Nava...volvemos a subir. ¿Pero no era todo bajada? Maldecimos, nos salen los demonios de dentro. Es aquí donde se produce la mayor escabechina de toda la ruta. Parecemos muertos en vida sobre ruedas, y no, no es Halloween. Despues de un par de kilómetros subiendo nos encontramos a un paisano subiendo tranquilamente con su radio. Nos dice que quedan otros tres km de subida. Después de un momento de duda, proseguimos la marcha, pero 50 metros más de subida es demasiado. Vamos todos con las piernas de cartón, el frío ha hecho estragos. Así que decidimos dar la vuelta y llegar hasta Cantocohino por donde hemos venido.
Una vez en el aparcamiento, hacemos una visita a las tabernas del lugar para reponer sales, vitaminas...vamos lo que viene siendo tomarnos unas cervezas y unos pinchos de tortilla. Nos faltaba el anécdota de la jornada. Una vaca, sí sí una vaca, (que no es Asturias aquello, pero hay vacas)estuvo a punto de llevarse por delante a un perro-patada de esos que no levanta un palmo del suelo. Una vez recuperadas las fuerzas al calor de la chimenea volvimos a los coches, dando la ruta por concluída.

Maverick.