lunes, 5 de septiembre de 2016

Sobre la cresta del Dragón

Domingo 4 de septiembre

Siglos. Milenios... Largo tiempo hace ya de la existencia de dragones volando por tierras de Castilla. Son famosos los relatos de San Jorge matando al dragón o el de Sigfrido, haciendo lo propio con otro y bañándose en su sangre para alcanzar la inmortalidad. Siempre habrá ignorantes que repliquen la existencia de aquellas bestias que marcaron con gran heroísmo batallas pasadas. ¿Matar un dragón? Demasiado fácil. Como ya he dicho, varios fueron los que lo lograron. ¿Pero cuántos han podido domeñarlo y poder caminar sobre su lomo, saliendo airosos para contarlo?

Once aventureros de leyenda emprendimos el viaje, al que los antiguos denominan como Los Siete Picos ¿Acabamos todos vivos?¿Alguno murió devorado por la bestia? Cinco nuevos miembros se unen a la que será su primera aventura junto a nosotros. Larga tradición y buen linaje les avala. Whiteman, Patryola, Otofegna, Berme y Eska. El resto ya somos de sobra conocidos: Milhouse, 2Mi, Belice, Mirindas, Sarraceno y un servidor. Además contamos con la presencia de las dos bestias de Sarraceno, Truco y Meiga. Dos criaturas que no dudarían en arrancarle la cabeza a un león. 




Nos reunimos en la taberna que se encuentra en la cima de la montaña que separa las dos Castillas, en otro tiempo colmada de nieve. Una vez presentes todos los aventureros y ataviados para la ocasión, toca ponerse en marcha.  Milhouse, vuelve a llegar tarde. No hay manera de enderezarle. Comenzamos la ascensión por el final de la cresta del dragón y avanzamos hacia la cabeza. Las primeras cimas se hacen duras. No paramos de subir. La gente no habla. Temen despertar a la bestia. Alcanzamos rápidamente la primera cima. Cuanto menos tiempo expuesto al peligro, mejor.










Vamos pasando bosquetes de pinos silvestres que han crecido en la espalda del dragón. Muchos siglos de sueño han permitido tal prodigio de la naturaleza. El grupo se dispersa, haciendo la travesía más peligrosa si el letargo del monstruo llega a su fin. Las escamas, ahora convertidas en rocas, dificultan también nuestro avance. 









 Conseguimos llegar a las proximidades de la segunda cima de la cresta, donde nos reagrupamos y avituallamos. El camino es duro. El calor va aumentando a medida que nos acercamos a la boca del animal dormido. Esperamos no fenecer con su hálito infernal. Ascendemos a la segunda cima, después de largos metros de escalada. Esta cima nos servirá como atalaya para ver todo el camino. Ascenso rápido de Sarraceno y Milhouse, que suben como si Hermes tirara de ellos. Incluso se permiten, junto a Whiteman, Mirindas, Patryola y Otofegna, realizar una danza típica de la zona. Mientras, Eska, 2Mi y yo, aprovechamos para disfrutar de las vistas y divisar a lo lejos la cabeza del dragón. Belice y Berme, más prudentes, vigilan.














Volvemos a la senda. Desde aquí, avanzamos más rapido. Vamos llaneando por la espalda del dragón. Aunque algún paso, algo complicado, pondrá a prueba la pericia de los aventureros. Nos acercamos a la cabeza. El calor sigue aumentando. De nuevo son Milhouse y Sarraceno los que abandonan el grupo para poner su bandera en los alto de otra de las cimas. Por fin, llegamos a la cabeza de la bestia. Lo hemos conseguido!!! Hemos pasado la cresta y no hemos despertado al monstruo. Ninguno ha sucumbido al miedo. Truco parece triste por no haber entrado en acción, por lo que se dedica a arrancar escamas con fieras dentelladas.




Ponemos rumbo hacia nuestros corceles. El hambre y un buen manjar nos espera en la fonda de una aldea cercana. El camino de vuelta, ya sin dificultades, lo hacemos por un sendero al que un antiguo caballero normando lo nombró como camino Schmidt. Alcanzamos el punto de partida. Todos sanos y salvos. Somo unos auténticos héroes de leyenda que merecemos pasar de generación en generación como lo han hecho San Jorge o Sigfrido.






Momentaaaaaazo Hambriento. Las caras sucias, ojerosas y arrugadas cambian como si un rayo de luz las iluminase al ver el manjar que se presenta ante nosotros. Delicioso asado acompañado con no pocas jarras de cerveza. No hay mejor final, ni más digno para tales héroes.











MAVERICK