sábado, 9 de septiembre de 2017

El señor de las moscas

Sábado 2 de Septiembre


Continuamos con fuerza el periodo postvacacional. ¡Estamos que lo tiramos, oiga! Llega el fin de semana y ruta que te crió. Como sigamos a este ritmo, para Navidades vamos a estar más fuertes que el vinagre y pidiendo a gritos grasa mala para rellenar los pellejos que estamos dejando con tanto ejercicio.

La zona para palillear elegida esta semana ha sido la denominada "sierra pobre", más concretamente el entorno del pueblo de la Hiruela. La elección ha sido sencilla. En un momento de aburrimiento tiré un dardo a un mapa de la Comunidad de Madrid, con tan mala puntería que casi me voy a Guadalajara. Ay si me tuviera que ganar la vida con esto... Chascarrillos aparte, la zona ya la conocía de alguna ruta con Belice y la verdad es que merece la pena. Eso sí, pilla un poco retirado de la Costa Marrón, pero no se puede tener todo.

Con una temperatura bastante agradable comenzamos a mover los pies. Siguiendo el consejo de Mirindas, aparco en el punto más lejano del pueblo. Nunca aprenderé. Parece que no somos los únicos en acercarnos a esta zona a palillear, pero ninguno grupo tiene el glamour que tenemos nosotros. Sólo nos falta la bota de vino que llevó Milhouse al Rocigalgo. Para alegría y goce del grupo, empezamos subiendo. Raro, ¿eh?. Los ojos de Belice, Mirindas y Eska se vuelven brillantes. Deslumbran. Ya han visto zarzas. Pobrecillas... No me gustan las comparaciones, pero las de la salida anterior eran más gordas, grandes, negras y dulces. A las moras me refiero ;)






Después de arrancar a medio grupo del abrazo de las zarzas, alcanzamos la pista que conduce el puerto de El Cardoso. Zona con sombra proporcionada por los millones de moscas que llevamos alrededor. No les basta con dar por saco sino que pegan unos picotazos de no te menees. Mirindas va el pobre hombre amargado. Parece que se ha untado de almizcle de burro muerto. Perjura y maldice mientras, como en karate kid, no hace otra cosa que dar manotazos al aire. Berme que va a su lado, apenas las sufre. Y cuando me rodean a mí, me pongo al lado de Mirindas para que le vayan a él.












Después del puerto de El Cardoso, parece que los picotazos se quedan atrás, pero las moscas cojoneras ahí siguen. Hacemos un alto en un pequeño pinar para descansar y comer algo. Esto debe ser un lugar sagrado o algo así porque de momento no notamos su presencia. Qué alivio. 








Cruzamos el pinar en dirección hacia El Cardoso de la Sierra. Pasamos por la puerta del único hayedo que nos queda en Madrid, el Hayedo de Montejo, y a diferencia del otoño, se nota la baja afluencia de público. Cruzamos el Jarama y vuelta a las moscas. ¡Qué pesadilla! Esto es para vivirlo. Llevo una nube que literalmente me oculta la cabeza. Belice se descojona viva. Pero el resto del grupo va igual. Menos mal que estas no pican.








Pasado El Cardoso de la Sierra, hacemos una parada para refrescarnos a orillas del Jarama, que por aquí no parece más que un simple arroyuelo. Nos tenemos que levantar pronto del suelo, ya que alguno empieza a pegar algún que otro ronquido y cabezazo. La democracia, impide que sigamos la ruta inicialmente trazada. Les doy demasiada libertad. Esto no puede seguir así. Como castigo, me pongo delante apretando el paso. El resto sigue detrás. Enfilados y siguiendo mi paso rápido, hasta que Mirindas pone el grito en el cielo.  ¡Ya tardaba! XD 



Llegamos a la Hiruela  y lo que llama la atención es el olor a mierda. Sí, sí. A mierda. ¿Será por esto por lo que hay tanta mosca? Hacemos revisión de ropa interior y nada. Luego de suelas de zapato y efectivamente, la china me tocó. Bueno, más que china, el marrón. ¡Qué agradable!¡Qué majo el dueño del bicho! Después de una intensa limpieza en las hierbas colocadas estratégicamente, pusimos rumbo a la plaza del pueblo, porque como siempre digo, no hay ruta si ésta no acaba en un bar. 





No sé lo que tenía lo que tomamos o si fue el olor proveniente de mi zapatilla dentro del coche, lo que provocó que más de un@ haya estado toda la semana siguiente con dolores cervicales del tronchamiento de cuello que tuvo a la vuelta. ¡Bendito sueño!





MAVERICK