En los días como hoy, uno se levanta un sábado a las 7:00 de
la mañana pensando “ ¿qué hago a estas horas de la mañana, sabiendo que voy a
ir a sufrir…? ”. Y cuando termina la jornada piensas “ ¡¡menos mal que me he
levantado!! ”.
Pues la historia de hoy nos lleva al pueblo de Miraflores de
la Sierra. Una zona con mucha montaña y verdosa. Vamos ¡preciosa!. Somos cinco
los Hambrientos que encima de sus bicis están dispuestos a vencer a las enormes
montañas de la zona. Además se une un nuevo Hambriento “Sendero” que tiene
pinta de dar guerra . Hace un día magnífico, con el cielo despejado, viendo un
paisaje maravilloso.
El camino se hace duro, y el estado del camino no ayuda. Hay
muchas grietas y muchas piedras sueltas, pero cada uno sube a su ritmo sabiendo
que el objetivo primario es llegar a la cima. Vamos escalando la montaña y
dejando atrás a algún que otro compañero que tiene el mismo reto que nosotros,
de repente, vemos al corredor que nos encontramos en el comienzo de la montaña.
Sube como si estuviera poseído y consigue motivarnos para continuar.
Poco antes
de llegar al final del camino, Maverick hace un sprint en el que se le suma Golfo
hasta que se ve una valla que marca el final del camino. Pero como dice el
dicho “ No vendas la piel del oso antes de cazarlo”, y es que aún quedaba lo
más duro. Una subida por carretera de 2 km. Maverick y Golfo a la cabeza del
grupo se disponen a subir queriendo demostrar de que pasta están hechos y lo que
significa ser un Hambriento. Maverick sube como si las leyes de la gravedad no fueran con él, se quita de en medio a un grupo de ciclistas y continua su
ascenso dejando atrás a Golfo, que se ha desfondado siguiendo el ritmo impuesto
por su compañero. Arriba en la cima,
Maverick nos espera felicitándonos por el tremendo esfuerzo realizado. Vamos
llegando Golfo que está desfondado, Milhouse que parece un tractor, Sendero con
una expresión de querer más subida y
Javich_gp que a pesar del tremendo calor que hace en la carretera, sube con una
enorme sonrisa.
Volvemos a coger carretera y ascendemos de
nuevo con el cansancio ya haciendo mella en nuestras piernas, pero para que no
se pronuncie la palabra cansancio, decidimos escoger una ruta de trialeras que
nos propone Sendero. La ruta pasa a convertirse en una zona de máximo nivel técnico
pues son subidas y bajadas con una pendiente endiablada y al lado una caída que
tendríamos que llamar al helicóptero de emergencia visto anteriormente. La ruta
es cada vez más complicada, y los Hambrientos no están preparados para tal
cantidad de maestría, así que decidimos salirnos del camino y bajar por un
sendero más tranquilo e intentando coger cualquier desvío que tenga algo de
emoción.
Nada más salir nos encontramos con una subida de
adoquines, donde los Hambrientos están charlando y suben sin estrés para
calentar motores. Cruzamos la zona del centro sin dejar de subir y nada más
dejar el pueblo, vemos a varios compañeros practicando varios tipos de deporte.
Nos llama la atención un hombre que está corriendo y parece que quiere subir
hasta el infinito…y más allá!!!! Ya estamos a los pies de la montaña y sin
saber por qué, algo dentro de ti empieza a subir como la espuma y al rato te das
cuenta que es el ansia que caracteriza a la raza de los Hambrientos.
Ya arriba nos hidratamos y nos hacemos las fotos de rigor para
que no se diga que no estuvimos ahí arriba.
A continuación bajamos por la carretera a una velocidad de
vértigo, nos desviamos por un camino y seguimos corriendo sin pensar en la
feroz subida que tanto ha costado escalar. En una zona sombreada, paramos para
descansar, comer y así poder recuperar algo de energía porque sabemos que
aunque lo más duro está terminado, aún nos queda más de la mitad de la ruta.
Continuamos la ruta bajando a mucha velocidad
por caminos donde hay mucha piedra y sabiendo que en cualquier momento podemos
ir al suelo. Sendero enseña su verdadera cara disfrutando y animando al resto
del grupo a seguir su ritmo, el cual recuerda a otros compañeros a los que las
bajadas les gustan tanto como a un niño un caramelo.
Hacemos una parada rápida en una fuente para llenar nuestros
bidones de agua y poco después otra, para admirar el inmenso paisaje que está
frente a nosotros. Llegamos al final del camino hasta el puerto de
Canencia donde seguiremos bajando por
carretera a la velocidad que impone Sendero.
Nos desviamos hacia una finca
donde el camino es más tranquilo con subidas y bajadas más suaves, pero tenemos
que quitarnos de encima a unos mosquitos que nos siguen parte del camino.
Durante este trayecto, vemos granjas de miel, establos y un helicóptero de
salvamento donde Maverick y Sendero se paran a fotografiarse dejando así
terminada otra etapa más de la ruta.
Y si que la encontramos!!!!
La bajada era rápida y mortal. Estaba empedrada, llena de agujeros,
sufriendo por no caerte porque entonces te iba a doler el cuerpo más de lo que
ya te dolía. Al igual que tú, las bicis estaban pasando por una prueba de
fuego, lo cual era una preocupación añadida. ¿Quién quiere que su bici este
sufriendo?. El camino se hacía estrecho, las plantas estaban tan cercas a ambos
lados que parece que quieren cortarte el paso, eran las 13:00 y con un
riachuelo al lado el aire era muy denso y costaba respirar con normalidad.
Teníamos la frente irritada por el sudor, las piernas y los brazos cansados de
tanto botar debido al estado del camino. Y cuando parece que empezamos a
mostrar nuestro cansancio, vemos una vía del tren y enfrente unas casas.
Cruzamos el río por un puentecito maltrecho y subimos un pequeño repecho
andando, ya estamos exhaustos.
Ya en Miraflores, continuamos el final de trayecto hasta el
aparcamiento donde dejamos los coches. Nos felicitamos por otro reto conseguido
y nos dirigimos a refrescar nuestros gaznates al centro del pueblo donde allí
nos espera otro Hambriento, Podencus, el cual ha decidido ponerse las pilas por
otro lado con su “flaca”. Charlamos con cara de cansancio pero siempre con una
sonrisa de satisfacción tremenda.
Las metas están para lograrlas y los Hambrientos no paran de
lograr nuevas metas disfrutando tanto de la compañía como de los paisajes que
se nos presentan.
¡¡¡Feliz verano!!!
GOLFO