jueves, 19 de diciembre de 2019

Tras la pista de un noruego

6 de diciembre


Es por muchos conocido que un tal Amundsen, a comienzos del siglo XX, un día de aburrimiento en su Noruega natal, salió a dar un paseo para despejarse. Aquel individuo, se lió y lió, y como quien no quiere la cosa, se presentaron él y unos colegas que se encontró por el camino, en el mismísimo polo Sur. Era la primera persona que llegaba allí en toda la historia de la humanidad. Un auténtico logro para los medios de la época. ¡¡Hasta sobrevivieron sin Wifi!! 


Unos cuantos años antes, un compatriota suyo, queriendo encontrar una ruta desde Noruega a la costa levantina, acabó en Madrid. He de recordaros que a veces los navegadores actuales de los coches te la lían igual. Pues resulta que aquel sujeto, tuvo un flechazo con nuestra querida Sierra de Guadarrama. Y mira que en su tierra nieve no le falta. Y los fiordos, impresionantes y llenos de turistas. Pero no. Nada le había llegado tanto como nuestros montes. Las malas lenguas dicen que de lo que se enamoró fue de la noche madrileña y que a la sierra simplemente iba a pasar la resaca. Pero no hagamos caso a los rumores. Pues bien, este noruego de nombre Birger y de apellido Sörensen fue uno de los pioneros en la introducción del esquí en este país... y vosotros sin saberlo. La verdad es que no sé como habéis podido dormir a gusto durante toda vuestra vida. Yo hasta que no lo supe, no descansé. 










¿Algun@ se ha preguntado alguna vez de dónde viene el nombre de "Loma del Noruego"? Efectivamente, nuestro amigo Birger tiene la culpa de ello. Además de iniciar en la práctica del esquí a buena parte de los excursionistas de la época, fabricaba sus esquíes en una fábrica de madera situada en el barrio de Lavapiés. Vamos, que el noruego era más castizo que muchos de nosotros. Quizá exista y yo no la conozca, pero este hombre por lo menos se merece una placa, ¿no? Y es que, la cuerda de lomas que nos lleva desde el puerto de Cotos hasta el alto de las Guarramillas, es una auténtica pasada cuando se encuentra nevada. ¡¡Y qué decir de las vistas!! ¿Cuántos años llevamos haciendo rutas? Unos cuantos ya, ¿no? Pues aún hay sitios que no dejan de sorprendernos.












Primera ruta de nieve de la temporada en el blog (Belice y yo llevamos ya un par de ellas, de esas que quitan el hipo) y con los mismos protagonistas que sobrevivieron al pollino la semana anterior. La idea, como casi siempre, era alejarnos totalmente de la marabunta y buscar una ruta poco transitada... y volvimos a acertar. Día casi de calor, nieve a raudales y poco dominguerismo. No se podía pedir más. La ruta era muy facilona técnicamente. Apenas dos ascensiones. Al alto de las Guarramillas y posteriormente al cerro de Valdemartín para posteriormente descender hasta alcanzar el refugio del Pingarrón. Eso sí, parte de las ascensiones se las traía. La parte final del alto de las Guarramillas era de cagar vinagre a base de bien, al igual que el último tramo del ascenso a Valdemartín. Pero se disfrutó a lo grande.









A pesar de que la nieve en la parte más baja estaba algo dura y nos obligó a calzarnos los crampones nada más empezar, a partir de 2.000 m, aquello estaba espectacular. Hasta la rodilla nos metíamos. Incluso nos permitimos rebozarnos y perfeccionar nuestro arte de hacer angelotes. 











La bajada hacia el arroyo, fue una auténtica gozada, y por momentos echamos de menos las raquetas, que viendo lo dura que estaba la nieve abajo, decidimos dejarlas en los coches...Nunca aprenderemos. No miento, si digo que en toda la ruta nos cruzamos con 4 ó 5 personas. Salvo en la cima del alto de las Guarramillas, que ahí si había algo más de personal, pero nada escandaloso. 





15 km con nieve que nos dejaron las piernas como para bailar una jota, pero con una sonrisa en la cara. ¿Se puede empezar mejor la temporada de nieve? Por cierto, próximamente quizá os cuente quién fue el tal Schmid que da nombre al camino ¡Nos vemos!!

MAVERICK




domingo, 8 de diciembre de 2019

¡¡Cuidado con el pollino!!

30 de noviembre


¡¡Por fin asomó el bigote!! No recuerdo ya cuánto tiempo ha pasado. Parecen eones. Quizá desde que los dinosaurios gobernaban la tierra... pero la espera mereció la pena. Casi se cumple lo que año tras año vaticina una conocida marca de turrones: vuelve a casa por Navidad... Madre mía, que estoy a punto de llorar de la emoción...¡¡VIMOS EL OTOÑO!! ¿Creíais que me refería a la aparición de Milhouse? Él no es tan importante 😂. Esta vez no fueron ni las hayas ni los castaños. La sorpresa nos la dieron los robles, que este año han decidido que la muda iba a ser más tarde. La pereza les pudo. Incluso la nieve les pilló con las hojas todavía verdes. 






La ruta fue escogida a propósito. No es la primera vez que la hacemos. Subida la Machota Menor desde Zarzalejo y vuelta por la silla de Felipe II. Pero este día se alinearon los planetas. Además de encontrarnos los robles espectaculares, la mañana se levantó con una niebla de esas que aparecen en las películas de barcos fantasmas. No se veía un pimiento. Y para este paisaje totalmente espectral, le venía al pelo la presencia de Milhouse. El cual se unió de su retiro espiritual como monje trapense, dedicado al estudio y a la oración... Siempre es bienvenida la oveja descarriada.










La subida a la Machota Menor, tuvo sus pequeñas dosis de aventura. Había momentos que no sabíamos ni por dónde estábamos. La niebla nos engullía. ¡Qué gran invento el GPS! Coronamos una cima creyendo que era el objetivo, pero no, éste estaba a unos 200 m perdido entre la niebla. Al igual que ocurriera la vez anterior, Belice decidió hacer de fotógrafa oficial y dejar a un lado la trepadilla a la cima de la Machota. Milhouse, la cabra, en dos zancadas se plantó arriba y a mí me costó algún arrastrón de culo 😂. La bajada tuvo algo más de enjundia, y no por su dificultad sino porque no sabíamos en qué dirección ir. De nuevo, bendito GPS.








La bajada hacia El Escorial, a pesar de haber algo de gente, no llegaba a estar masificada, por lo que no llegaron a brotar los instintos asesinos. Es aquí donde hicieron su aparición los robles. Parecía que estaban esperando nuestro paso para mostrarnos su mejor aspecto. Un auténtico lujo. La panorámica desde lo alto de un pequeño montículo era espectacular. Gran diferencia con la anterior ocasión en el mes de abril cuando aún los árboles estaban en porretas. Nos entretuvimos un buen rato disfrutando del espectáculo. Para una vez que aparece el sr. Otoño...












La vuelta hacia Zarzalejo la realizamos por el bosque de la Herrería, en el que no pocas fotos hicimos, y como al inicio de la ruta, únicamente nosotros tres por ahí perdidos. Qué poco se valora el silencio y qué necesario es.








Alcanzamos la calzada romana que hay antes de llegar a Zarzalejo, no sin antes  vivir uno de los momentos más surrealista que haya vivido en las rutas. Al ver un pequeño rebaño de ovejas tras una valla, Milhouse decide inmortalizarlo con su cámara. De repente, de la nada más absoluta, aparece un pollino rebuznando a grito "pelao" cara a cara con Milhouse, como si fueran dos púgiles antes del pesaje de un combate de boxeo. Milhouse, impertérrito ante el desafío del burro, siguió cámara en mano retratándolo. Sangre de horchata parecía que tenía Milhouse. Ni un músculo de su cara movió, creyendo que como en Parque Jurásico con el tiranosaurio, si no se movía, a lo mejor el bicho no le veía. He de decir, que si no llega a ser por la valla, hubiéramos visto un momento Ramoncín vs Paparazzi. La escena duró varios segundos. Yo me quedé impactado y cuando quise reaccionar para grabar la escena ya fue tarde. Belice, literalmente llorando de la risa. Parecía una escena sacada de una película de los hermanos Farrelly. Pero aquí no acaba la cosa. En un abrir y cerrar de ojos, el burro se dio la vuelta y puso el culo apuntando directamente hacia nosotros. La imagen mental de vernos empapados en cualquier tipo de fluido salido del trasero del animal, hizo que pegáramos una arrancada que dejaría tiritando al mismísimo Usain Bolt.

Fue la guinda a una ruta increíble. Bueno, eso y los bocatas de los que dimos cuenta después en el bar 😂.






MAVERICK