sábado, 4 de septiembre de 2021

¡¡Pápa tengo sed!! ¡¡Tengo sed pápa!!

 21 de agosto


Parece que la cosa va arrancando, y eso que hay todavía gente del grupo que está de vacaciones. Ahora veréis el título y pensaréis, ¿sed? ¿con lo fresquito que se ha estado esta semana? Ay almas de cántaro, que pronto se olvida lo malo. Y es que hace dos fines de semana hacía más calor que el día que bautizaron al rey león. En las calles la gente iba descalza porque perdía los zapatos en el asfalto derretido. Ante tal panorama decidimos acercarnos al inicio de la sierra de Gredos, a las proximidades de La Adrada, a ver si conseguíamos respirar algo de aire "más fresco". ¡¡Qué ilusos fuimos!! Me he dado cuenta de que en el grupo somos unos optimistas de tres pares de narices 😂.



Al menos pudimos ver por fin a Milhouse. Después de quemar los apuntes de la oposición en San Juan, parece que le veremos más a menudo. Mirindas sigue desatado. Se apunta a todo lo que le echen. Esta vez vino acompañado por su sobrina, Laura, que ya la conocimos este año, aunque se estrena por primera vez en el medio escrito. Y la sempiterna Belice, que salvo la matamachos, no se pierde una. Sinceramente, después de esta ruta, yo creo que más de un@ se pensará dos veces venir...😂





El día, porque no podemos decir la mañana ya que acabamos a las 17 de la tarde, se dividió en dos partes muuuuuy diferentes. La parte buena: fresca, en sombra...y en subida...Por favor, reflexionad sobre este punto. ¡¡La parte buena era en subida!! Cómo narices tenía que ser la bajada para que fuera la parte mala 😂. No habíamos estado nunca antes en la zona y la verdad es que no decepcionó. Bosque de castaños, pinos y robles...En otoño esto tiene que estar...😋. No descarto repetir. Abundancia de arroyos y fuentes, que se convertirían en la salvación del grupo...bueno, para algunos. El objetivo de la ruta era alcanzar Los Covachones, que sinceramente decepcionaron un poco. Yo pensaba en un picarracho en el que perderíamos a alguno de la expedición, pero nada más lejos de la realidad. Hasta Mirindas que se abre de patas ante el más mínimo picacho, lo subió.








Aquí paramos a comer y sin saber bien la que se nos avecinaba, nos dimos al goce y disfrute del líquido elemento, en definitiva, lo que quedaba era solo bajada... Pues bien, a partir de este punto pudimos comprobar que en Gredos la temperatura es mayor que en la costa Marrón. Con el sol arriba, ya ni árboles ni gaitas. El camino se fue llenando de charcos provocado por el sudor de todos nosotros. Casi nadábamos en sudor. La única zona medio fresca por la que pasamos, fue para espantar a unos pobres corzos. El cuerpo humano está formado por un 70% de agua más o menos. En este tramo, nuestro cuerpo pasó a tener menos de un 10% 😂. Por cada arroyo por el que pasábamos, aprovechábamos para mojarnos la cabeza, brazos, cuello...hasta nos tentó meternos en una alberca con más mierda que el palo de un gallinero. Mirindas que había estado toda la primera mitad de la ruta hablando sin parar, ahora no tenía ni saliva. ¡¡Bendito calor!!










Como un espejismo en el desierto, a lo lejos aparece una fuente. No pudimos llorar de la emoción porque ya no teníamos líquido que pudiera salir del cuerpo. Bebimos hasta hartarnos. ¡¡Qué fresca!!¡¡Qué gustazo!! Todos menos Mirindas y Belice, que no probaron una gota temiendo unas cagaleras de la muerte. Para más inri, ya con el ánimo a tope, nos pusimos a andar sin conocimiento. Tanto fue así que nos desviamos como 2 km. Vamos, que entre ida, vuelta y demás, íbamos a rutear una hora más. A partir de aquí, fue como la marcha de Moisés por el desierto cuando fue expulsado de Egipto. Campo a través, entre zarzas, con la lengua ya hecha estropajo, Belice y Mirindas pedían la hora. Mi respuesta siempre al "¿cuánto queda?" era siempre la misma 😂. Fue el km y medio más largo de la historia. Esto a las 16-17 de la tarde, a 35ºC, sin una sombra y ellos dos sin agua... Ni se fijaron en la antigua vía del tren que en principio iba a unir Madrid con Plasencia, pero todo se quedó en nada. ¡¡Amunt Plasencia!!







Por fin pudimos llegar a los coches. Ahora había que ser valiente y tener narices para meterse dentro 😂. En el bar volaban los vasos de agua como si no hubiera un mañana. Si la camarera nos hubiera cobrado por ellos, habría pagado la universidad de sus hijos sin problema. En definitiva, ruta muy disfrutona y muy chula. Totalmente recomendable en otra época y con más agua 😂. Por cierto, al final no hubo cagaleras de la muerte para los que bebimos de la fuente. ¡¡Nos vemos!!

MAVERICK