miércoles, 8 de diciembre de 2021

Con Z de...Zorro!!!

 23 de octubre


¡¡El Zorro!! Quién no recuerda la famosa Z dibujada con la espada en el pecho de sus enemigos de aquel personaje mejicano de antifaz, sombrero y vestido de negro. Pues sí, mejicano. Cuando le imaginas hablando como Cantiflas y quizás con su mismo bigotillo, se te viene el mito abajo. Pero bueno, que no era de este zorro del que quería hablar, sino del raposo ladrón de gallinas, o de plátanos si se le deja. Pero todo a su tiempo... La ruta que nos atañe esta vez iba a ser la madre de todas las rutas del año: La Matamachos. ¡¡Por fin algo decente con lo que cansar las patas después de tanto tiempo!! Recorrido completo por toda la cuerda que bordea el río Moros. 10 cimas ni más ni menos, alguna de ellas por encima de los 2.000 metros, para totalizar 26 km y 1.800 metros de desnivel acumulado. Vamos, casi nada. Y si os lo preguntabais, ¡claro que os voy a decir el nombre de las 10 cimas! Ahí van: Peña del Cuervo, Cerro del Mostajo, La Peñota, Peña el Águila, Peña Bercial, Cerro Minguete, Montón de Trigo, La Pinareja, Peña El Oso y Pico de Pasapán. Según, Podencus todos los nombres inventados sobre la marcha. ¡¡Se me olvidaba!! Esta ruta también sería el bautismo palillero de Podencus. Y dos nuevos fichajes, José Antonio y Mario. Sinceramente, lamentable. Para qué inventarnos ya nombres de guerra... Una pena todo.






El punto de partida fue el área recreativa de La Panera. Huelga decir que a estas alturas del año, a las 8 de la mañana estaba todo más oscuro que la cueva del maligno. Esta oscuridad pudo provocar que Podencus diera un par de vueltas al circuito antes de aparcar. Bien pudo tener miedo a parar hasta que empezó a aclarar el día, o dudaba de cuando entrar a boxes para que le hicieran un cambio de neumáticos como en una carrera de fórmula 1. Javich_GP apareció en manga corta. Qué raro en él. Se puso una chaquetilla por aquello del qué dirán. He de decir que aunque hace un mes de la ruta, la helada de esa noche fue considerable. Milhouse apareció con los dos nuevos fichajes, que después de la turra que les dimos, no sé si volverán...😂






Como recordatorio, insistir que el desnivel acumulado eran 1.800 metros, así que no tardamos mucho a empezar a subir. Pero empezar a subir de verdad. Menos mal que esta rampa está al inicio y nos pilló descansados. A pesar del frío, nos solidarizamos con Javich_GP y empezamos a despelotarnos. Esas rampas ni en el Tourmalet 😂. Una vez alcanzada la cuerda en la Peña del Cuervo, tomamos resuello y claro, ya todo cuesta abajo 😂. Con 9 cimas más por delante no paramos de subir y bajar. La Peñota se hizo de rogar y según Mario, la subimos 3 ó 4 veces. Las vistas desde esta zona eran espectaculares, al igual que la visión de José Antonio vestido de McEnroe, con su cinta en la frente. En 2018 hice esta misma ruta con un colega y la zona que más se me atragantó fue la subida a Peña Bercial y Cerro Minguete. Esta vez no iba a ser diferente. Se notó la falta de actividad en el grupo. A estas alturas ya se hablaba de patas de madera, había resoplidos, por qué hacíamos esto pudiendo estar un sábado por la mañana tranquilamente en la cama... Vamos, un clásico.












A pesar de que yo quería retrasar lo más posible el momento del bocata, finalmente lo hicimos en el Cerro Minguete. Íbamos con un par de horas de retraso, por lo que se antojaba complicado abordar la subida a la Mujer Muerta (La Pinareja, Peña El Oso y Pico de Pasapán) sin que se nos hiciera de noche. Ante tal deliberación, descubrimos que otro compañero de ruta nos prestaba muchísima atención. Tanto a lo que decíamos, como a la posición de las mochilas en el suelo. Aquí es donde entra la Z. ¡¡El Zorro!! Un zorrete más majo que las pesetas se quedó parado a menos de 5 metros de nosotros, embelesado por la charla que teníamos. Pareció aburrirse y se marchó por las rocas que teníamos a la espalda. A los dos minutos volvió a aparecer por el otro lado, donde estaban las mochilas y las bolsas de comida. Milhouse, viendo la jugada del zorro, pegó un salgo al grito de ¡¡Mi comida!!, pero no acabó la frase cuando el zorro ya había desaparecido con la bolsa de la comida en la boca. Menos mal, que únicamente ya solo quedaba un plátano. Menuda cara de decepción del bicho cuando descubriera su botín y la de Milhouse por no poder comerse su fruta... No hay fotos. Como para fotos estábamos. Entre risas y estupefacción andábamos en el grupo. La madre que parió al raposo.





Volviendo a la ruta, decidimos subir Montón de Trigo y después bajar al valle del río y hacer la vuelta en llano. Mismos kilómetros pero por lo menos sin desnivel y recorte de tiempo. Sencillo, ¿no? Pues no. En primer lugar, la subida a Montón de Trigo fue como una tortura vietnamita. Con la sangre en el estómago y con la mente todavía puesta en el zorro, aquello se hizo pelota. Desde el collado de Tirobarra hasta coger la pista que nos llevara al llano, tuvimos que hacer un buen trecho campo a través por unas zonas que asustarían a los mismísimos velociraptors. De vez en cuando mirábamos hacia atrás por si venía algún zorro a robarnos algo. Tanto Podencus como Mario y José Antonio, tuvieron una jornada completita. Después de unos cuantos arañazos por las plantas y de algún que otro ojo medio saltado, por fin alcanzamos la pista del río. Desde aquí, una hora y media de insulsa de caminata. Cómo sobran a veces las vueltas en las rutas.




Al final, con la tontería hicimos los 26 km y 1.500 metros de desnivel, que no es baladí. Por fin Podencus pudo cumplir el gran sueño de su vida, ganarse el título de palillero. Con la rodilla clavada en el suelo, Milhouse hizo los honores con el bastón tocando sus dos hombros como si del mismísimo rey Arturo se tratase, aunque con ganas de atizarle en la cabeza. Por fin era proclamado Palillero Mayor del Reino y debido a la dureza de la ruta, nominado al palillo de oro. Mario y José Antonio cumplieron con creces y espero que no salieran espantados por el zorro y por Podencus. ¿Les volveremos a ver?😂 Y como consejo, no os despistéis que en cualquier momento y sin esperarlo un zorro os puede hacer la Z sin vosotros daros cuenta y dejaros sin vuestra ración diaria de vitaminas... Nos vemos!!




MAVERICK






sábado, 4 de septiembre de 2021

¡¡Pápa tengo sed!! ¡¡Tengo sed pápa!!

 21 de agosto


Parece que la cosa va arrancando, y eso que hay todavía gente del grupo que está de vacaciones. Ahora veréis el título y pensaréis, ¿sed? ¿con lo fresquito que se ha estado esta semana? Ay almas de cántaro, que pronto se olvida lo malo. Y es que hace dos fines de semana hacía más calor que el día que bautizaron al rey león. En las calles la gente iba descalza porque perdía los zapatos en el asfalto derretido. Ante tal panorama decidimos acercarnos al inicio de la sierra de Gredos, a las proximidades de La Adrada, a ver si conseguíamos respirar algo de aire "más fresco". ¡¡Qué ilusos fuimos!! Me he dado cuenta de que en el grupo somos unos optimistas de tres pares de narices 😂.



Al menos pudimos ver por fin a Milhouse. Después de quemar los apuntes de la oposición en San Juan, parece que le veremos más a menudo. Mirindas sigue desatado. Se apunta a todo lo que le echen. Esta vez vino acompañado por su sobrina, Laura, que ya la conocimos este año, aunque se estrena por primera vez en el medio escrito. Y la sempiterna Belice, que salvo la matamachos, no se pierde una. Sinceramente, después de esta ruta, yo creo que más de un@ se pensará dos veces venir...😂





El día, porque no podemos decir la mañana ya que acabamos a las 17 de la tarde, se dividió en dos partes muuuuuy diferentes. La parte buena: fresca, en sombra...y en subida...Por favor, reflexionad sobre este punto. ¡¡La parte buena era en subida!! Cómo narices tenía que ser la bajada para que fuera la parte mala 😂. No habíamos estado nunca antes en la zona y la verdad es que no decepcionó. Bosque de castaños, pinos y robles...En otoño esto tiene que estar...😋. No descarto repetir. Abundancia de arroyos y fuentes, que se convertirían en la salvación del grupo...bueno, para algunos. El objetivo de la ruta era alcanzar Los Covachones, que sinceramente decepcionaron un poco. Yo pensaba en un picarracho en el que perderíamos a alguno de la expedición, pero nada más lejos de la realidad. Hasta Mirindas que se abre de patas ante el más mínimo picacho, lo subió.








Aquí paramos a comer y sin saber bien la que se nos avecinaba, nos dimos al goce y disfrute del líquido elemento, en definitiva, lo que quedaba era solo bajada... Pues bien, a partir de este punto pudimos comprobar que en Gredos la temperatura es mayor que en la costa Marrón. Con el sol arriba, ya ni árboles ni gaitas. El camino se fue llenando de charcos provocado por el sudor de todos nosotros. Casi nadábamos en sudor. La única zona medio fresca por la que pasamos, fue para espantar a unos pobres corzos. El cuerpo humano está formado por un 70% de agua más o menos. En este tramo, nuestro cuerpo pasó a tener menos de un 10% 😂. Por cada arroyo por el que pasábamos, aprovechábamos para mojarnos la cabeza, brazos, cuello...hasta nos tentó meternos en una alberca con más mierda que el palo de un gallinero. Mirindas que había estado toda la primera mitad de la ruta hablando sin parar, ahora no tenía ni saliva. ¡¡Bendito calor!!










Como un espejismo en el desierto, a lo lejos aparece una fuente. No pudimos llorar de la emoción porque ya no teníamos líquido que pudiera salir del cuerpo. Bebimos hasta hartarnos. ¡¡Qué fresca!!¡¡Qué gustazo!! Todos menos Mirindas y Belice, que no probaron una gota temiendo unas cagaleras de la muerte. Para más inri, ya con el ánimo a tope, nos pusimos a andar sin conocimiento. Tanto fue así que nos desviamos como 2 km. Vamos, que entre ida, vuelta y demás, íbamos a rutear una hora más. A partir de aquí, fue como la marcha de Moisés por el desierto cuando fue expulsado de Egipto. Campo a través, entre zarzas, con la lengua ya hecha estropajo, Belice y Mirindas pedían la hora. Mi respuesta siempre al "¿cuánto queda?" era siempre la misma 😂. Fue el km y medio más largo de la historia. Esto a las 16-17 de la tarde, a 35ºC, sin una sombra y ellos dos sin agua... Ni se fijaron en la antigua vía del tren que en principio iba a unir Madrid con Plasencia, pero todo se quedó en nada. ¡¡Amunt Plasencia!!







Por fin pudimos llegar a los coches. Ahora había que ser valiente y tener narices para meterse dentro 😂. En el bar volaban los vasos de agua como si no hubiera un mañana. Si la camarera nos hubiera cobrado por ellos, habría pagado la universidad de sus hijos sin problema. En definitiva, ruta muy disfrutona y muy chula. Totalmente recomendable en otra época y con más agua 😂. Por cierto, al final no hubo cagaleras de la muerte para los que bebimos de la fuente. ¡¡Nos vemos!!

MAVERICK