jueves, 16 de mayo de 2019

Ahí va!! Qué chorrazo!!

27 de abril

Se está convirtiendo ya en una mala costumbre. La escasa afluencia a las rutas, así como mi tardanza en escribir las crónicas 😲. Como digo siempre, los tiempos están cambiando. Por escasos segundos tuve la tentación de dejar pasar esta crónica, pero eso igualaría mi webonez a la del resto del grupo y eso sí que no se puede consentir. Como ya he dicho, la afluencia fue mínima: Belice, Milhouse y un servidor. Debe ser que la jornada de reflexión de las elecciones generales, acaparaban todo el pensamiento y motivación de los miembros del grupo. Aún así, nosotros tres, nos liamos la manta a la cabeza y decidimos que bien se podía reflexionar en la montaña. Quizá un entorno que es más propicio a ello.





Pertrechados como si esperáramos que hubiera nieve para enterrar toda España. Sólo nos faltaban las raquetas. Qué ingenuos fuimos. Esta vez nos íbamos a acercar a un terreno inexplorado, el puerto del Reventón. Si bien es verdad, que para alcanzarlo, pasamos por la zona del Chorro Grande, ya conocido del verano pasado, donde pudimos darnos un buen remojón. Esta vez, el Chorro Grande, era digno de tal nombre. Con el deshielo en todo su apogeo, estaba impresionante. Algo así como el tobogán de Estepona, pero con menos peligro. Daban ganas de tirarte desde lo alto y aparecer en La Granja en cuestión de segundos.









A medida que ascendíamos, íbamos perdiendo la esperanza de poder pisar algo de nieve...y eso que unos días antes había nevado a base de bien en la sierra. Pero entre la lluvia y el calor, había durado lo mismo que un ministro en la legislatura de Pedro Sánchez. No paramos de subir. La ruta no tenía dificultades técnicas, pero sumabas desnivel a base de bien. 1100 m al final, y después de las rutas palilleras a las que estábamos acostumbrados últimamente, era algo considerable.







El puerto parecía que lo teníamos al lado, pero no dejábamos de subir. Al igual que un espejismo en el desierto. Nunca llegábamos. Qué eterno se hizo. Y el calor no paraba de aumentar... y nosotros con los crampones en la mochila...😂. ¡¡Por fin algo de nieve!! Medio metro cuadrado y un poco de hielo. Lo mismo nos sirve para hacer un mojito. Alcanzamos el puerto del Reventón, no sin sudar a base de bien. Para poder tener una buena vista de la cuerda de Claveles, decidimos subir a uno de los montes situados junto al puerto. En esta zona disfrute total. Un pequeño nevero en el que nos metimos hasta casi la cintura, nos sirve de despedida a un invierno que sinceramente nos sabe a poco. A pesar del agua caída en Semana Santa (apenas dos días), vamos cuesta abajo y sin frenos. Dentro de poco comenzarán en los telediarios a decir que hay que ahorrar agua...Nos vemos en otro 2017... o peor!! En unos años haremos rutas por el desierto sin salir de Madrid. Hay que ver el lado positivo.










Las vistas de Peñalara y Claveles desde este lado son espectaculares y ya queda planteada una posible y futura ruta... La Granja-El Reventón-Claveles-Cotos... Pinta bien,eh?




La bajada iba a tener su toque picante. La improvisación es lo que tiene. Sin sendero y por mitad de los enebros rastreros y de los piornos, jugándonos los tobillos, teníamos que alcanzar la pista situada más abajo y que da acceso a La Granja. La verdad es que no se iba mal. Muy mullido el suelo si había caída, que por fortuna no la hubo. Yo como soy un temerario, me jugué de nuevo el divorcio...Creo que van demasiadas veces ya... Y si no llega a ser por la presencia de Milhouse, hubiera acabado despeñado barranco abajo por un empujón de ira incontenida de Belice, al verse ante tan gratificante paseo.







La llegada a La Granja, una vez alcanzada la pista, no tiene mayor complicación. ¿Por qué existirán las vueltas de las rutas tan insulsas e insustanciales? Tenían que ser todas las rutas de ida. La vuelta siempre sobra. Lo único que merece la pena, es la parada en el bar. Que como siempre, es lo que no puede faltar.

Nos vemos!!



MAVERICK