¡¡Estamos de vuelta!! Podemos decir orgullosos que hemos sobrevivido al atracón de comidas, polvorones, roscones y familias, de las navidades. Estoy que no quepo en mí de gozo. Primera ruta del año, un poco tarde eso sí. Pero es igual. Había que salir a disfrutar y quemar las calorías de esa riñonera barriguil que nos han regalado los Reyes Magos.
Por fin ha nevado. Ha tardado, pero ha caído nieve a lo grande. Como lo vería nuestro querido director de la DGT para decir que los coches tendrían que llevar un kit de supervivencia que ni los de la UME. ¡¡Qué grande!! Esperemos que cuando vaya por su querida Sevilla, no se le olvide, que allí las nevadas son de órdago.
Pullas aparte, esta ruta le iba a servir a Macksa como bautizo de fuego en el uso de las raquetas. Con eso de que se está jugando ahora el abierto de Australia, el momento era el ideal. La mitad de la expedición no estaba muy convencida, así que Berme, Eska y Belice optaron por ir a las bravas. Si hay un metro de nieve, pues avanzamos nadando que para eso tenemos brazos. Milhouse, Macksa y yo optamos por raquetear. Sin embargo, Milhouse se queda con las ganas. Su bólido le falla y no nos puede acompañar en la ruta. Nos deja abandonados a merced de los elementos.
La zona elegida para la ruta no es otra que la tan mencionada en los susodichos cortes de la AP-6, San Rafael. El fin de semana anterior estuvimos Belice y yo, y aquello estaba espectacular. Además, así matábamos el gusanillo de Eska, que por vudú, maldición o magia negra, no había podido disfrutar en condiciones de una buena ruta por la nieve.
Las altas temperaturas de toda la semana, hacen que se haya derretido buena parte de la nieve, pero aún así hay para meterse hasta el corvejón. Macksa y yo decidimos ponernos las raquetas prácticamente desde el principio. Belice nos indica que eso de las raquetas no la convencen, que lo de la nieve no es para tanto... Ay alma de cántaro, lo que ibas a penar andando por la nieve como si estuvieras pisando uva.
La zona está increíble. Todo el bosque está cubierto de nieve y los árboles nos quitan el viento, por lo que el disfrute estaba asegurado. Las raquetas nos duraron poco, ya que había zonas del camino con menos nieve de la esperada. Belice, continúa diciendo que para qué hemos alquilado las raquetas. Menudo desperdicio de dinero... La venganza se sirve fría...
A medida que ascendemos el espesor de nieve en el suelo comienza a aumentar. En lugar de seguir por el camino, decido cruzar campo a través, donde la nieve no está pisada. ¡Que sufran!. Macksa y yo volvemos a la carga con nuestras raquetas y ahora sí que nos creemos los reyes del mundo. Resoplido tras resoplido, paso a paso, Berme, Eska y Belice tratan de avanzar por un espesor de nieve que les llega hasta las rodillas. Nosotros apenas nos hundimos unos pocos cm. Belice se agarraba a mí como una lapa intentando que también me hundiera. ¡¡Si es que no se puede hablar!!
El avance se hace con penuria. A pesar de seguir huellas, no puedes evitar hundirte si no llevas las raquetas. Incluso nosotros en algún momento tuvimos que levantar los pies algo más de lo normal.
Macksa propone hacer un descanso para avituallarnos. Bueno, no propone, obliga XD. Aprovechamos para hacer buen uso de los huesitos, que habían desaparecido de nuestras rutas hace tiempo. Alguien dijo que eso no era sano. Pffff, ignorantes. Con la sonrisa que te dejan, van a ser malos...
La ruta prevista inicialmente, se nos iba a hacer larga así que decidimos volver una vez llegados a una puerta que había en el camino, que según veo ahora en el mapa, es el límite entre las provincias de Ávila y Segovia. Qué cosas tiene la vida.
Damos media vuelta con el aliciente de que ahora, todo es cuesta abajo y que nos espera la comida. La vida se ve de otra manera con la tripa llena. La bajada es disfrutona. Hasta nos tiramos a probarla cual croquetillas. El momento hambriento es algo que no puede faltar y se ve amenizado por la presencia de un hombre que pasa a nuestro lado y que llevaba sin beber desde que le bautizaron. Madre mía. Qué boca. Bocasecaman no le llega ni a mero aprendiz.
Nos liberamos de las raquetas, y nos tiramos al goce y disfrute del hundimiento en la nieve, eso sí cuesta abajo. No faltaron en la ruta ni los iglús. Tres nos encontramos, con una currada bastante importante. ¡Cómo se lo pasa la gente! Macksa no quiso ser menos. Iglús no, pero aprovechó para tirarse por una cuesta utilizando el chubasquero a modo de trineo XD
La ruta, a pesar de ser corta, apenas 10 km, fue intensa y lo pasamos en grande, poco acostumbrados a estos paisajes invernales. Por cierto, falta la foto del bar, pero no os miento si digo que allí estuvimos. ¡Hasta la próxima!
MAVERICK
Por fin ha nevado. Ha tardado, pero ha caído nieve a lo grande. Como lo vería nuestro querido director de la DGT para decir que los coches tendrían que llevar un kit de supervivencia que ni los de la UME. ¡¡Qué grande!! Esperemos que cuando vaya por su querida Sevilla, no se le olvide, que allí las nevadas son de órdago.
Pullas aparte, esta ruta le iba a servir a Macksa como bautizo de fuego en el uso de las raquetas. Con eso de que se está jugando ahora el abierto de Australia, el momento era el ideal. La mitad de la expedición no estaba muy convencida, así que Berme, Eska y Belice optaron por ir a las bravas. Si hay un metro de nieve, pues avanzamos nadando que para eso tenemos brazos. Milhouse, Macksa y yo optamos por raquetear. Sin embargo, Milhouse se queda con las ganas. Su bólido le falla y no nos puede acompañar en la ruta. Nos deja abandonados a merced de los elementos.
La zona elegida para la ruta no es otra que la tan mencionada en los susodichos cortes de la AP-6, San Rafael. El fin de semana anterior estuvimos Belice y yo, y aquello estaba espectacular. Además, así matábamos el gusanillo de Eska, que por vudú, maldición o magia negra, no había podido disfrutar en condiciones de una buena ruta por la nieve.
Las altas temperaturas de toda la semana, hacen que se haya derretido buena parte de la nieve, pero aún así hay para meterse hasta el corvejón. Macksa y yo decidimos ponernos las raquetas prácticamente desde el principio. Belice nos indica que eso de las raquetas no la convencen, que lo de la nieve no es para tanto... Ay alma de cántaro, lo que ibas a penar andando por la nieve como si estuvieras pisando uva.
La zona está increíble. Todo el bosque está cubierto de nieve y los árboles nos quitan el viento, por lo que el disfrute estaba asegurado. Las raquetas nos duraron poco, ya que había zonas del camino con menos nieve de la esperada. Belice, continúa diciendo que para qué hemos alquilado las raquetas. Menudo desperdicio de dinero... La venganza se sirve fría...
A medida que ascendemos el espesor de nieve en el suelo comienza a aumentar. En lugar de seguir por el camino, decido cruzar campo a través, donde la nieve no está pisada. ¡Que sufran!. Macksa y yo volvemos a la carga con nuestras raquetas y ahora sí que nos creemos los reyes del mundo. Resoplido tras resoplido, paso a paso, Berme, Eska y Belice tratan de avanzar por un espesor de nieve que les llega hasta las rodillas. Nosotros apenas nos hundimos unos pocos cm. Belice se agarraba a mí como una lapa intentando que también me hundiera. ¡¡Si es que no se puede hablar!!
El avance se hace con penuria. A pesar de seguir huellas, no puedes evitar hundirte si no llevas las raquetas. Incluso nosotros en algún momento tuvimos que levantar los pies algo más de lo normal.
Macksa propone hacer un descanso para avituallarnos. Bueno, no propone, obliga XD. Aprovechamos para hacer buen uso de los huesitos, que habían desaparecido de nuestras rutas hace tiempo. Alguien dijo que eso no era sano. Pffff, ignorantes. Con la sonrisa que te dejan, van a ser malos...
La ruta prevista inicialmente, se nos iba a hacer larga así que decidimos volver una vez llegados a una puerta que había en el camino, que según veo ahora en el mapa, es el límite entre las provincias de Ávila y Segovia. Qué cosas tiene la vida.
Damos media vuelta con el aliciente de que ahora, todo es cuesta abajo y que nos espera la comida. La vida se ve de otra manera con la tripa llena. La bajada es disfrutona. Hasta nos tiramos a probarla cual croquetillas. El momento hambriento es algo que no puede faltar y se ve amenizado por la presencia de un hombre que pasa a nuestro lado y que llevaba sin beber desde que le bautizaron. Madre mía. Qué boca. Bocasecaman no le llega ni a mero aprendiz.
Nos liberamos de las raquetas, y nos tiramos al goce y disfrute del hundimiento en la nieve, eso sí cuesta abajo. No faltaron en la ruta ni los iglús. Tres nos encontramos, con una currada bastante importante. ¡Cómo se lo pasa la gente! Macksa no quiso ser menos. Iglús no, pero aprovechó para tirarse por una cuesta utilizando el chubasquero a modo de trineo XD
La ruta, a pesar de ser corta, apenas 10 km, fue intensa y lo pasamos en grande, poco acostumbrados a estos paisajes invernales. Por cierto, falta la foto del bar, pero no os miento si digo que allí estuvimos. ¡Hasta la próxima!
MAVERICK