Hace mucho tiempo, muuuuuucho tiempo, que un servidor no sale a
montar con los Hambrientos. Es por eso que se me obliga a escribir esta
crónica. Para no perder las malas costumbres…
En esta ocasión, solo salimos tres Hambrientos, Mirindas, Maverick
y Golfo. Se decide hacer la ruta del Monte de Boadilla, que es una ruta con
pocos kilómetros y accesible, para ir cogiendo ritmo y resistencia. Quedo con
Maverick en la puerta de su casa y desde allí, nos dirigimos al C.C. Tres
Aguas, donde nos juntaremos con Mirindas. Alcorcón es un pueblo increíble y muy
extenso, pues Maverick se encarga de dar toda la vuelta posible bordeando toda
la población hasta nuestro punto de reunión.
Al llegar allí, paramos al lado de
un Mc Donalds donde un coche lleva la música muy alta. Para en la
hamburguesería y deducimos que sus ocupantes vienen de fiesta y tienen
muuuuucha hambre. Pero su apetito no se puede comparar con la de un Hambriento,
pues el deporte da hambre, y mucha. Aun así, no dejamos escapar la oportunidad
de pensar y comentar que en nuestros tiempos mozos, hacíamos exactamente lo
mismo. Mirindas no tarda en aparecer y veo como exhibe su nueva bici (una
pasada la verdad), así que empezamos a pedalear.
La ruta empieza llana, muy seca y deprimente debido a la fecha en
la que estamos, aun así, vemos bastantes
conejitos por el camino. Charlamos para ponernos al día de nuestras vidas y así
vamos entrando en calor. No tardamos mucho hasta que nuestro maravilloso guía
se equivoca de dirección (según el por su gps) y nos toca hacer km de más, pero
no basta para intimidar a un Hambriento. Nuestra ruta continua bordeando parte
de la Ciudad Financiera, parte de ella porque es inmensa, y cruzamos la
carretera por el puente hasta llegar a Boadilla del Monte. Entramos bajando una
cuesta con algo de dificultad ya que la tierra tiene bastante piedra suelta, y
acto seguido, nos encontramos con un palacio viejo abandonado que tiene a sus
pies unos grandes jardines que están totalmente secos.
Pasamos por un parque y
desde ahí, nos desviamos a nuestro destino, el Monte de Boadilla. Vemos los
pinos a cierta altura, así que primero, tenemos que subir una pendiente muy
pronunciada (la más complicada de todo el recorrido). Una vez subido el primer
obstáculo, cogemos aire y seguimos pedaleando hasta llegar a unos bancos donde
relajamos un poco los músculos, nos hidratamos y comemos. Además Maverick y
Mirindas, trapichean con un pulsómetro. Parece que han escogido ese lugar adrede
para que nadie les observe. Mientras tanto yo no resisto más y cojo la bici de
Mirindas para dar una vueltecilla en tal magnífica máquina.
Retomamos la marcha, cruzamos la carretera y en el siguiente
desvío el gps de Maverick hace de las suyas. Así que después de hacer un par de
cambios, volvemos a coger la ruta. Esta vez empieza a ser más divertida con
subidas y bajadas, en las cuales, algunos de los Hambrientos no consiguen
culminar y realizan fotos mientras empujan la bici para mofa de otros… Seguimos
el sendero con trialeras que suben y bajan muy divertidas y así poner a prueba
reflejos antes olvidados. Volvemos a cruzar la carretera y cogemos de nuevo el
sendero del pinar por donde lo habíamos dejado. Se hace un último parón para
hasta llegar a nuestro destino. La senda es agradable, con muchos pinos y un
poco de aire fresco, pues en esta época del año, cualquier cosa refrescante, se
agradece.
Seguimos la ruta por un sendero ancho de vuelta a nuestras casas.
Continuamos encontrándonos subidas y bajadas y unos paisajes preciosos, pues en
las zonas altas se puede ver todo el pinar. Antes de salir del término
municipal de Boadilla, pasamos por una urbanización privada donde vemos unas
casas bastante imponentes. Es aquí donde en la salida de la misma, donde me
pongo a subir a un buen ritmo y esto claro está, no pasa desapercibido para
Maverick, el cual intenta adelantarme obligándome a dar lo máximo de mí y
destrozar mis piernas.
Cruzamos el polígono de Ventorro del Cano y volvemos
aparecer por la senda árida en la que empezamos esta ruta. Nos fijamos que hay
un pequeño aeródromo donde los pilotos hacen de con sus aviones de
aeromodelismo piruetas varias para gusto de todos. Comentamos sobre la hora que
es y lo bien que se nos ha dado la ruta, así que es un buen día para tomarnos
una cerveza en la zona donde vive Maverick, pues desde allí, podemos desviarnos
sin muchos problemas a nuestros hogares. Eso sí, antes de llegar al bar, decide
darnos una vuelta por todo el término municipal de Alcorcón, para mostrarnos
que conoce bien su pueblo de residencia.
Aquí pues, paramos a tomarnos unas jarras de cervezas fresquitas y
comentamos cosas de la ruta, de artículos novedosos para la bici, de historias
varias y de la posible bronca que tendrá alguno por llegar tan tarde a casa…
Y quiero terminar este relato, con unas sabias palabras de un
grande (Maverick) para otro grande (Mirindas).
“En la bici, vas detrás del que está delante de ti”
Saludos para todos y gracias por permitirme volver al redil.
Un abrazo!!!!
GOLFO