Tras unos cuantos vaivenes
en la preparación del viaje de este año y con tres bajas sensibles con respecto al
año pasado, finalmente se produce el casi reencuentro de la expedición Toubkal
2015: Milhouse, Chico, Sarraceno y un servidor (Kibuko). ¡Nos falta Pirenaico
para juntarnos de nuevo! Y aunque siempre se dice que segundas partes nunca
fueron buenas, en este caso el objetivo vale la pena: el Midi D’Ossau. A pesar
de no formar parte del club de los 3.000 (2.884m), es una de las cimas más
emblemáticas de los Pirineos por su color negro y su forma piramidal debido al
origen volcánico y, quizás puede que sea la montaña más individualizada,
singular y fácil de identificar de la cordillera.
Todo esto, unido a la
dificultad de su ascensión marcada por las tres chimeneas que hay que trepar y
destrepar, la convierten en un preciado tesoro a alcanzar para todos los
alpinistas pirenaicos.
Así que, el lunes 26 de junio, nos juntamos los 4 aventureros en
El Portalet. Sarraceno y Chico, llevan unos días de adelanto, visitando nada
menos que el Balaitus y la Aguja del Portalet, pero no parece que el cansancio
haga mella en las ganas de continuar. Milhouse y yo venimos del “calorcito” de
Madrid con muchas fuerzas.
Las nubes nos impiden divisar nuestro objetivo desde El Portalet
y nos quedamos con las ganas, pero al final más adelante podremos contemplar y
pensar detenidamente en el monstruo al que nos vamos a enfrentar.
Tras las cervezas de reencuentro y unos buenos bocadillos, nos
ponemos en marcha. Dejamos los coches en el parking de la Cabane de l'Araille, patrocinados por “Les Blues” y armados con nuestros bastones y unas ligeras
mochilas (ya hemos aprendido después de los 15 kg que subimos cada uno al
Posets el año pasado) comenzamos la ruta hacia el Refugio de Pombie, donde
pasaremos la noche. En ese momento pensábamos que sería tranquila y
reparadora…
La ruta desde el parking al refugio es de unas dos horas, en las que hay
que alcanzar el Collado de Soum de Pombie, desde el que sí podemos observar
nuestro objetivo y un poco más abajo, justo al pie del Midi, el refugio.
Llegamos en una hora y tres cuartos, poniéndonos al día de las aventuras pasadas
y pensando en el día siguiente. Descansamos, cenamos y ¡a dormir! Que al día
siguiente hemos decido levantarnos a las 5.30 para aprovechar el día.
Una vez dentro de los sacos sábana, descansando plácidamente sobre
nuestra litera, se oyen unos llantos… Qué pasa, qué pasa. Se pregunta
Sarraceno. Rápidamente identifica que provienen de mí… que a saber lo que
estaba soñando. ¡Seguramente estaría adivinando lo que se nos venía encima! Pero
de repente,… ¡Un oso comienza a rugir desde dentro de la habitación! ¡Rápido!,
¡socorro!, ¡salid de la habitación!... Ya os imaginareis los ronquidos… Lección
aprendida: ¡a los refugios hay que llevar tapones!
5.30. Suena el despertador. No hemos dormido mucho (algunos,
otros como si estuvieran en su casa), pero llega el gran día. Desayunamos,
preparamos todo y nos ponemos en marcha. La idea es subir por la vía normal,
por lo que atravesamos unos canchales, formados por la lengua del antiguo
glaciar, hasta llegar al Collado de Suzon, con nuestro objetivo siempre a la
vista. Desde el collado tomamos un sendero de subida hacia el este, que
discurre por medio de una arista, ya en dirección a la primera chimenea.
Llegamos a la base de la primera chimenea y nos equipamos adecuadamente: casco
y arnés; por lo que pueda suceder.
La primera chimenea es la más complicada de todas, con un paso
de III+. Sarraceno, nos da las instrucciones pertinentes y encabezando el grupo
comienza la primera trepada del día. Le sigue Milhouse, que mantiene sus dudas
sobre la ruta elegida, detrás Chico y en último lugar yo mismo. En cuanto se ve
trepando, Milhouse coge confianza y supera sus dudas iniciales. Chico y
Sarraceno están en su medio y, sin confiarse ni perder la concentración,
superan la chimenea sin problemas. A mí, el último paso de la chimenea me pone
en mi sitio. Llevo tres meses sin escalar por una pequeña lesión en la mano y
se nota, pero llego arriba con la ayuda de Sarraceno.
A partir de ahí, seguimos subiendo rodeando el pico por su lado este en
busca de la segunda chimenea, en teoría con menos dificultad. Tras superar la
segunda chimenea, continuamos por el sendero marcado con hitos hasta alcanzar
la tercera. Las vistas son verdaderamente impresionantes y las ganas de llegar
a la cima no paran de aumentar.
Llegamos a la base de la supuesta tercera chimenea y empezamos a
subirla. En principio, esta es la de menos dificultad. Luego veremos que no
subimos por la verdadera chimenea, pero los hitos estaba allí!
Una vez todos arriba, tenemos que atravesar una pedrera que ya
nos llevará hasta la cima. En el camino vemos la Cruz del Portillón, que marca
el final de la tercera chimenea, así que ya sabemos por dónde deberíamos haber
subido. Un pequeño destrepe y una última subida nos llevan hasta la mítica cima
del Midi D’Ossau!!!! ¡¡Mitad del objetivo conseguido!! Hay que bajar sanos y
salvos.
El paso de las nubes nos va permitiendo ver poco a poco las
vistas y por donde nos hemos movido. El patio de las paredes por la que suben
los más avezados escaladores es impresionante. Cuando estás en la cima
entiendes por qué merece la pena.
Decidimos reponer fuerzas en un lugar un poco más resguardado, así que
bajamos de la cima unos metros. La bajada por el pedregal se hace sin problemas
hasta llegar a la tercera chimenea, que bajamos destrepando con mucho cuidadito
y sin incidentes.
Al llegar a la segunda chimenea decidimos bajar haciendo rappel.
Sarraceno baja el primero, mientras Chico prepara a Milhouse para su primer
rappel… No puede bajar más tenso, ¡pero llega al final de la chimenea como un
campeón! Una vez todos abajo… ¡¡comienza a granizar!! ¡Qué suerte! Y no
contentos con esto, al recoger la cuerda se engancha y Sarraceno tiene que
volver a subir… Cosas del directo.
Ya sólo falta la última chimenea, que bajamos también haciendo
rappel rápidamente y ya sin granizo de por medio.
Una vez aquí, nos queda volver al refugio, recoger las cosas y
llegar hasta el Portalet en donde hemos quedado con dos grandes que comienzan
su Tour de Francia particular ese mismo día: Maverick y Podencus.
Recuperamos fuerzas con una buena hambruguesa en el Portalet y empezamos a preparar las siguientes aventuras. Unos continúan al día siguiente con el objetivo de llegar a los Infiernos (aunque la meteorología no acompañará y se quedarán con las ganas), otros planean bicicletear por los puertos más míticos de los Pirineos, y los últimos vuelven a casa tras subir el Balaitus, escalar la Aguja del Portalet y llegar a la cima del Midi D'Ossau. ¡Casi nada!
Recuperamos fuerzas con una buena hambruguesa en el Portalet y empezamos a preparar las siguientes aventuras. Unos continúan al día siguiente con el objetivo de llegar a los Infiernos (aunque la meteorología no acompañará y se quedarán con las ganas), otros planean bicicletear por los puertos más míticos de los Pirineos, y los últimos vuelven a casa tras subir el Balaitus, escalar la Aguja del Portalet y llegar a la cima del Midi D'Ossau. ¡Casi nada!
¡Hasta la próxima aventura!
KIBUKO