domingo, 4 de octubre de 2015

Una cuerda no tan larga

Sábado 3 de octubre  

Lejos quedan ya esos días de verano en los Pirineos. Casi tres meses de inactividad. Vacaciones, playa, tapas, cervezas, gordura, grasa mala... El verano tocaba a su fin y para dar la bienvenida al otoño, nada mejor que dejar la pereza a un lado y preparar un clásico del senderismo madrileño: La Cuerda Larga. Ruta sin mucha dificultad técnica pero larga, como su nombre indica. Para el que no la conozca, esta ruta va recorriendo y coronando desde el puerto de Navacerrada hasta el puerto de la Morcuera, ocho cumbres, todas ellas por enicma de los 2000 metros: Alto de las Guarramillas, o como casi todo el mundo lo conoce, Bola del Mundo (2.265 m), Cerro de Valdemartín (2.283 m), Cabeza de Hierro Menor (2.374 m), Cabeza de Hierro Mayor (2.383 m), Loma de Pandasco (2.238 m), Asómate Hoyos (2.242 m), Loma de Bailanderos (2.133 m) y La Najarra (2.133 m). En total unos 20 Km con un desnivel acumulado de cerca de 1.200 m.

A priori, elegimos el mejor día para hacer la ruta, ya que dan lluvia y fuerte viento el domingo. Menos mal que era el mejor día... Después de todo el baile de coches, puerto para arriba y puerto para abajo, quedamos todos en el aparcamiento del puerto de Navacerrada. Milhouse, Motoretta, Belice, Kibuko, Javich_GP y un servidor. A esta ruta se une Virus, hermana de uno de los padres fundadores de la patria hambrienta (Kibuko) y cuyo nombre viene al pelo para la época del año en la que nos encontramos. Bienvenida al club!!!


Nos ponemos en marcha. Toca el primer ascenso de la jornada, y también el más duro. Cerca de 400 m de desnivel en unos 3 km, desde el puerto de Navacerrada hasta el Alto de las Guarramillas. En lugar de subir por la pista asfaltada, tomamos un desvío y subimos por un lateral. Para acceder a esta pista hay que pasar por una puerta pequeña de baja altura, sin embargo aquí vamos a tener el susto de la jornada. Como si se tratara del general Custer en la batalla de Little Big Horn, Belice va decidida, sin miedo y sin mirar atrás, hacia su destino. El gran jefe sioux Caballo Loco, convertido en puerta, la espera pacientemente con su cuchillo embotado para arrancar su cabellera. Ella sigue, sin vacilar, directa al objetivo. Va como ciega. De repente grito: Cuidado con la puerta que es para chiquiticos!!! Demasiado tarde. Como si de aquella batalla se tratara, Belice está a punto de perder la cabellera, las gafas y el orgullo. Golpetazo contra el cerco de la puerta en la cabeza. La peor parte se la llevan las gafas de sol. Una marca que siempre le recordará que hay que andar con ojo, que los pieles rojas siempre están al acecho.


Durante la subida, el otoño dice aquí estoy yo, y empieza a llover. Bueno, son cuatro gotas. Comienza a hacer aire, mucho aire. Yo casi aparezco en las Columbretes. Aunque estamos frescos, subimos con paso cansino ya que las pendientes son considerables. Llueve con más intensidad. El aire hace que las gotas se conviertan en perdigones. Cómo duelen!!! Los chubasqueros hacen acto de presencia. Las manos se congelan, y Virus, Kibuko y Javich_GP en pantalón corto. Con un par. Aunque por una vez, el tío más grande del mundo, se convierte en un ser totalmente terrenal. Accede a ponerse un chubasquero!! Mis ojos no dan crédito a lo que ven. Surgen las primeras dudas en el grupo. Cobra fuerza el abortar la misión una vez lleguemos a la cima, y volver a comernos un cochinillo en Segovia. Finalmente llegamos al repetidor situado en la cima. Apenas llueve ya, así que decidimos seguir, al menos hasta el siguiente cerro (Cerro de Valdemartín) y dejar el cochinillo para otra ocasión.




Parece que el tiempo nos da una tregua. A pesar de las rachas de viento que alguna vez nos atizan, ya no llueve, por lo que seguimos avanzando. El sendero de la ruta, comienza a llenarse de piedras. Ésta será la tónica del resto de la ruta, cosa que los pies nos recordarán al día siguiente. Pasado el primer gran desnivel del Alto de las Guarramillas; el Cerro de San Martín y Cabeza de Hierro Menor se suben sin problemas. Sólo nos pone a prueba ésta última, con su canchal lleno de bloques graníticos que dificultan mucho andar. Vamos saltando de bloque en bloque. Con un poco de paciencia llegamos finalmente al hito que marca la cumbre. En la bajada de ésta última, nos vamos a encontrar un grupo de cabras montesas. Alguna de ellas, como diría el gran Chiquito, la pillamos haciendo una "guarrerida sesual".












El siguiente alto es el techo de nuestra ruta, Cabeza de Hierro Mayor con sus 2.383 m, que es la segunda cumbre más alta de la Sierra de Guadarrama, tan sólo por detrás de Peñalara. El terreno sigue siendo muy pedregoso pero al igual que antes en su pico hermano, se sube con un poco de paciencia. Mejor tardar un poco más, que torcerse un tobillo. Hemos pasado las cuatro cumbres más duras.










Al final se ha quedado una mañana bastante buena. El hambre aprieta y que mejor manera de hacer honor al nombre del grupo que meterse un buen bocata entre pecho y espalda. Qué bien sienta!! Kibuko a punto está de comerse la barra de pan entera y Virus, se lamenta por no haber traido más. Lo que no paran de circular desde el principio de la ruta son los huesitos que hemos traido Belice y yo. Veinte huesitos que hay que acabar sí o sí. Alguno habrá soñado por la noche con ellos. Desde aquí las vistas son impresionantes. Se ve todo el valle del Lozoya por un lado, con Rascafría al fondo, y el resto de Madrid por el otro lado. La Pedriza se ve muy cerca, y distinguimos parte de la ruta de las zetas que hicimos allá por el mes de mayo con la bici. La gente que pasaba cerca de donde estábamos comiendo, hablaban de un pollo sarraceno que andaba por la Pedriza subiendo picuchos. No sé a qué se referirían. La gente está muy mal.






 

Nos ponemos en marcha. Queda menos de la mitad de la ruta. Esto está hecho!! Las piedras siguen sin darnos una tregua, y ya empieza a notarse la fatiga, unido a la altitud. En ningún momento hemos bajado de los 2.000 metros. Toca ahora la Loma Bailanderos. Posiblemente la peor zona de la ruta. El canchal que nos hemos encontrado en las Cabezas de Hierro no es nada. Pero al igual que antes, con un poco de paciencia y algún que otro arrastre de culo sobre las piedras, se consigue pasar.








Desde aquí ya se ve el final de la ruta hacia la izquierda. Hacia la derecha La Najarra. La gente discrepa por si subirla o no. Kibuko, un chaval que es todo deporte él, ha quedado después para un partido de fútbol y se le haría tarde. A Belice se le nombra la Najarra y se le ponen los pelos de punta.  Finalmente gana el no. Así que rumbo al aparcamiento del puerto de La Morcuera. En este tramo, Javich_GP tendrá un par de sustos en forma de torcedura y de golpe con una piedra en el tobillo. No van a mayores, pero entre esto y el chubasquero, le veo cada vez más terrenal.




Finalmente llegamos al coche, menos cansados de lo que inicialmente pensábamos. En total 19 km y 6 horas y media de pateo. Decidimos bajar a Soto del Real a tomar un zumito fresco de cebada, que el cuerpo lo necesita.  Como siempre, una gran ruta en la mejor de las compañias. ¿Para cuándo la siguiente?








MAVERICK




1 comentario:

  1. Ole ole!! Los hambrientos nunca defraudan!!! Tengo ganas de ponerme de nuevo en una forma algo aceptable y apuntarme a una salida de las vuestras sin suponer un lastre. Un abrazo a todos!!

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