PRIMER DÍA
Suena el despertador... Ha llegado el gran día!!
Bueno, primero cumplimos con nuestra obligación como ciudadanos y votamos a
aquellos que van a calentar el asiento del Congreso los próximos años, si algún
día se ponen de acuerdo. Con el deber cumplido,
comenzamos el viaje hacia tierras pirenaicas, concretamente a Benasque. Los
grandes objetivos del viaje son el Posets (3375m) y el Aneto (3404m).
El viaje discurre sin más sobresaltos, salvo por las ansias de todos de llegar y comenzar con la ruta. Una vez en Benasque, los expedicionarios (Maverick, Milhouse, Mottoreta, Javich_GP y Kibuko) preparamos nuestras “ligeras” mochilas y comenzamos la ruta de los tres refugios (Estós, Viadós y Ángel Orus), combinándola con la ascensión al Posets (3375m).
La ruta del primer día consiste en subir hasta el
refugio de Estós, por el valle del mismo nombre. La primera parte, ya la
conocemos del año pasado, es una subida en paralelo al río, que baja con
muchísima agua, por una pista ancha. En estos primeros km de subida empezamos a
pensar que igual nuestras mochilas pesan demasiado...
En poco menos de 2 horas y media alcanzamos el
refugio. Este primer valle es verdaderamente admirable, con cumbres de más 3000
m en su lado derecho, que hacen de frontera con Francia, y el macizo del Posets
en su lado izquierdo, en el que creemos atisbar la cumbre entre las nubes,
nuestros objetivos. Además pasamos por el mirador de la cascada, cuya caída
impresiona.
En este punto Mottoretta quiere darnos un minuto de tregua. Se ha
olvidado el palo en la cascada y tiene que volver a por él. Momento perfecto
para que Maverick saque los pelotazos de la mochila y nos pongamos a engullir
como si no hubiera mañana. Tras una
breve confusión con la reserva en el refugio, nos instalamos, cenamos
abundantemente, que hay que ir cogiendo fuerzas para lo que viene por delante,
y a dormir.
SEGUNDO DÍA
La ruta de hoy consiste en una subida hasta el
collado de Chistau (rebautizado como collado del Chistaco) para cambiar de
valle y bajar hasta el refugio de Viadós. Antes
de salir, viendo a otros montañeros que
comienzan su ruta, se confirma que llevamos mochilas demasiado grandes.
Esperemos que no nos confundan con tortugas ninja. Tenemos mucho que aprender
todavía, aunque con respecto al año pasado hemos mejorado mucho. El grupo
comienza la subida compacto, comandado
por Javich_GP y Kibuko, siempre acompañados por nuestras amigas las
marmotas. Muy pronto tenemos que cruzar el primer río, lo que será una tónica a
lo largo de toda la ruta junto con las dificultades de algunos para llevar a cabo
el salto entre las piedras.
El refugio va quedando atrás y con la subida cada vez vemos más claramente el Aneto, la vista es espectacular. En cuanto la subida empieza a hacerse más dura, Kibuko empieza a quedarse atrás. Además, viendo como Maverick le adelanta tan solo en dos zancadas, en las que le quita las pegatinas de la mochila, su moral desciende exponencialmente a la velocidad con la que le han adelantado. En seguida, vemos el collado en lo alto y, por lo que parece, antes de llegar a él, vamos a tener que estrenar los crampones!! Alguno por primera vez... Después de una clase magistral de cómo ponerse los crampones y jugar al tetris entre hierros, pies y correas, nos ponemos los crampones, cruzamos los neveros y comenzamos la última subida del día. Las sensaciones son muy buenas, tras los primeros pasos se nota la seguridad que aportan los crampones y subimos sin ninguna dificultad.
Una vez arriba con
grandes vistas del valle que hemos dejado atrás, comemos y continuamos el
camino. Con la barriga llena y confiados en que lo más duro ya ha pasado, nos
desviamos del camino, pero enseguida Maverick con su mirada en detalle del
mapa, corrige nuestro rumbo y recuperamos el camino correcto. La bajada
comienza atravesando neveros, pero pronto se convierte en un vertiginoso
sendero con mucha pendiente que empieza a castigar las piernas, hasta llegar a un
nuevo río que hay que cruzar, lo que supondrá un verdadero problema. Milhouse, rebautizado como la cabra cruzarríos,
se lanza saltarín sobre las piedras pero el último paso sufre un resbalón y da
con sus huesos en la otra orilla. No se moja pero esto desanima al resto del
grupo que comenzamos a buscar un nuevo paso. Después de no encontrar nada,
Mottoretta y Kibuko siguen los pasos de Milhouse y cruzan el río sin problemas
a pesar de las dudas, mientras Javich_GP y Maverick ascienden paralelos al
río sin encontrar ningún paso. Al final Javich_GP cruza también por el mismo
sitio, pero aún queda Maverick, que no viéndolo claro decide descalzarse y
cruzar el río andando. Lo que agradecen los pies esa agua tan fría!!
El resto
de jornada discurre sin problemas bajando hacia el refugio y azotando Lorenzo
con mano de hierro. Según vamos llegando, divisamos el Posets, y nos sorprende
el desnivel que tenemos que salvar mañana. Sin embargo, estamos animados y
deseosos de que llegue el día siguiente. Seguimos sin señal en el móvil, pero
en el refugio, un par de montañeros malagueños nos ponen al día de los
resultados de las elecciones. También nos enteramos después que la selección de
futbol vuelve a casa. Lo mejor que hemos podido hacer en estos días es haber
elegido venir a los aislados Pirineos. Este refugio está más accesible,
lo que hace que las cervecitas valgan 2 euros, y nos demos como locos a la
bebida. Además cae alguna partida de pocha. Relax total.
También hay algo más
de gente, así que compartimos mesa con un montañero catalán superprofesional. Digo
catalán pero realmente no sabemos muy bien en que idioma hablaba. Se le
entendía lo mismo que a un paisano de la Andalucía profunda. También había otro
grupo de catalanes de andar más por casa, unos franceses y alemanes… A última
hora llegan un par de islandeses o suecos por su aspecto, de caras angelicales
pero con demoniacas armas químicas de destrucción masiva en el interior de sus
botas. Hasta Kilian Jornet en las fotos del refugio se tapa la nariz. Las
cucarachas que sobrevivieran a una hecatombe nuclear morirían con este hedor.
Maverick y Milhouse, más cercanos a la puerta, caen noqueados en la cama
esperando que esto no les impida subir al Posets al día siguiente. A Sadam Hussein le declararon la guerra por armas químicas
que al lado de estas eran simples petardillos.
TERCER DÍA (ASCENSIÓN AL POSETS)
Ha llegado el
gran día!! A las 6.30 suena el despertador del compañero que dice ser catalán y
que va a ascender el Gran Bachimala y que nos sirve a nosotros de señal para
levantarse. Así que tras desayunar en abundancia, nos preparamos para el día P.
Nos esperan 1600 m de desnivel positivo y 1200 m de desnivel negativo hasta el
refugio de Ángel Orus. Maverick y Milhouse deciden aligerar sus mochilas y
donan al refugio cosas tan prácticas para una ruta de tres días como un bote de
gel de 400 ml, un paquete de toallitas de 150 unidades, una camiseta para el
por si acaso del por si acaso, una naranja… La próxima vez, la vitamina C en
pastillas. No obstante lo anterior, en las mochilas siguen quedando cosas tan
útiles como bañadores, chanclas, camisetas de repuesto, pantalones para dormir…
Cosas que pasearemos alegremente por las montañas y que a Maverick le costarán
sendas heridas en los hombros en forma de estigmas. ¿Habíamos dicho que las mochilas eran ligeras?
La primera
parte de la subida, es bastante agradable ya que vamos atravesando un bosque
que nos da sombra, aunque la pendiente y la presencia de las moscas no es
tan agradable... Una vez pasado el bosque, la ruta nos da un pequeño descanso con un ratito de subida
más suave, en la que nos despistamos y perdemos el sendero. Tras varias
dudas y localizarnos, decidimos subir un poco a saco para ir templando las
piernas, hasta volver a reencontrarnos con nuestro sendero. Una vez encontrado,
llegamos a una zona de piedras que nos recuerda a la infame escupidera de
Monte Perdido y que nos hace sufrir de lo lindo, tras la cual decidimos
parar a recuperar fuerzas. Tras esta parada el sendero nos lleva hasta una
pared de roca bastante inclinada pero que pensamos que se puede superar
sin muchos problemas. Javich_GP y Maverick no lo ven claro y se desvían
por lo que parece un sendero más sencillo. Milhouse, Mottoretta y Kibuko,
escalan la pared haciéndoles sufrir un poquito, sobre todo en su parte
final.
Una vez
reunidos todos de nuevo, tratamos de buscar el mejor camino para llegar hasta
el collado que nos llevará después a la cima. Llevamos unas 3h de subida y
estamos a casi 3000 m de altitud. Finalmente encontramos los hitos que habíamos perdido
y que nos llevan por una pequeña crestita que separa el valle por el que baja
el arroyo que venimos siguiendo a la izquierda y lo que queda del glaciar
del Posets a la derecha, que ya prácticamente es un nevero. La
vista de todo lo que hemos subido y del glaciar es espectacular. Vamos subiendo
por la cresta y nos encontramos con tres montañeros que bajan del Posets y que
serán las únicas personas que nos encontraremos en todo el día. Al
terminar la cresta, nos queda la última subida hasta el collado, que está llena
de nieve, así que nos ponemos los crampones y empezamos a tirar hacia arriba.
Una vez metidos en la subida, ésta comienza a tener cada vez más pendiente, así
que la abordamos haciendo Z, comandados por Kibuko que va abriendo huella. El resto de
expedicionarios se dan cuenta de que las Z en una dirección tienen más
pendiente y son más largas, aunque Kibuko no se da cuenta al principio. A mitad
de subida se cerciora que la pierna izquierda responde bastante mejor. Lo
malo para el resto es que Kibuko el único zurdo. Cuando ya casi hemos
llegado al collado, a unos 3300 m de desnivel, las fuerzas abandonan a Kibuko y
Mottoretta le sustituye para abrir huella. No sin dificultades, alcanzamos
finalmente la cresta que nos tiene que llevar
hasta la cima del Posets. Hace un día espléndido, no se ve ni una nube y
no corre nada de viento. Las vistas a ambos lados de la cresta son
impresionantes... Tanto que se oye un pequeño lamento, ¿alguien ha pensado
cómo vamos a salir de aquí? Hay un pequeño silencio por respuesta...
No
vemos muy bien por donde continuar, pero la cresta no nos da muchas
opciones.... Así que reponemos fuerzas y Maverick comienza a ascender por
la cresta con toda la tropa detrás. Tras unos metros, le cede a Kibuko el
honor de alcanzar la cumbre el primero, pero al llegar vemos que todavía
nos quedan unos 200 m de cresta que quitan el hipo, por la caída que hay a
ambos lados. Está bien, hay que templar los nervios y avanzar sin pausa
pero sin prisa dando pasos seguros. Alguna trepadilla fácil (no tan fácil
viendo la caída claro) y algún paso más complicado y expuesto, y por fin
tras unas 7h de subida, que se nos han pasado volando, alcanzamos la cima del
segundo pico más alto del pirineo, el Posets, con sus 3375 m de altitud.
Abrazos y alegría a raudales...¡¡Lo hemos conseguido!! ¡¡Colosal
cima la del Posets!!
El tiempo nos
ha respetado y desde esta atalaya descomunal se pude ver el macizo de Monte
Perdido al oeste y el macizo del Aneto al este. También se aprecia el minúsculo
refugio de Viadós desde donde venimos y una miríada de ibones, algunos de ellos
todavía helados. Al igual que el camino previo, la cima es sólo para nosotros.
Disfrutamos de ese momento de alta montaña que sólo se puede entender si has
sufrido para subir hasta allí. Comemos un poco, foto de grupo, fotos de la
victoria (la de Mottoretta se resiste), y también momentos de reflexión. Alguno
parece que está esperando a que le sacrifiquen. “Qué sensación de abandono”,
como decía Leo Harlem en uno de sus monólogos.
Aunque nadie
dice nada, todos estamos pensando en la bajada que nos espera. Como sea del
mismo pelo que la subida que hemos hecho estamos jodidos. Si hubiera un baño,
seguro que todos hubiéramos hecho cola. En cualquier caso, tenemos las referencias
de Sarraceno, que son buenas, y además, estamos asegurados, así que al menos
sabemos que nuestros cuerpos no se los comerán las marmotas. Iniciamos el
descenso por la vertiente sur por una senda cómoda y con los abismos
ligeramente alejados de nosotros. Vemos la cresta de las Espadas y alucinamos
ante la posibilidad de que haya gente que corone el Posets por allí.
Enseguida
perdemos altura y llegamos al comienzo de la Canal Fondá, rebautizada
acertadamente por Maverick como el Canal Jane Fonda. Ante nosotros se muestra
un canal de unos 10 m de ancho en su inicio, de pendiente vertiginosa, y lleno
de nieve. Existen montañas rusas en parques de atracciones mucho menos
empinadas. Afortunadamente la nieve está blanda y no tiene aspecto de que
vayamos a tener problemas. No obstante, y para la alegría de Maverick, sacamos
los crampones. Después de este viaje, seguro que los lleva puestos hasta a la
oficina. La experiencia acumulada hace que la maraña de correas ya no sea un
rompecabezas y en un momento nos los calzamos.
Con la seguridad
de los crampones en nuestros pies, comenzamos a bajar y disfrutamos como
enanos. Aquí no se percibe la sensación de peligro que nos ha acompañado en
ciertas partes de la subida. Incluso nos da para posar ante la cámara. Para hacerlo
más épico, una de las polainas-guetres de Kibuko dice basta, y para hacerlo más
emocionante aún, Maverick se tira cabeza abajo emulando a Superman. Casi hace
las prácticas de detención con el piolet usando su propio cuerpo.
Una vez pasada
la Canal, seguimos el descenso. Quedan pequeños restos de nieve, pero ya no hay
necesidad de crampones. En estos puntos donde la nieve está en retirada hay que
tener cuidado porque te hundes hasta la rodilla. Kibuko lo comprueba en sus
carnes. Por el camino
cruzamos un puente metálico doblado, pero afortunadamente se puede usar.
Rápidamente llegamos al cruce con el GR que rodea el macizo. El refugio de Ángel
Orús ya está cerca. Javich_GP y Milhouse se adelantan para avisar, pues son
cerca de las 7. Los últimos kilómetros se hacen interminables. Detrás de una de
las rocas del camino, se encontraba agazapado el Tío del Mazo, y como si fuera
Thor, mazazo que te crio en toda la cabeza a Maverick. Pájara no. Pajarraco de
los gordos. La falta de azúcar hace estragos y un tramo que se hace fácil en
media hora, finalmente se convierte en más del doble. Se notan las más de 11
horas de ruta en el cuerpo y el haber comido poco en la cima. Maverick se convierte
en un monstruo devoracaramelos para poder llegar al refugio.
Después de lo
que nos habían contado del refugio, esperábamos un hotel de 5 estrellas, pero como
que no. La ducha es revitalizadora. Aquí sí hay cobertura en el móvil, y nos
entregamos a él cual yonkis. 200 mensajes, 178 mensajes, 150 mensajes. La
locuraaaaaa!!!!. ¿Cómo hemos podido sobrevivir 48 horas sin la tecnología? La
cena es a las 8 y la mesa espera con nuestro sitio marcado: A.P. 5 personas.
Sarraceno, sabes que ese 5 debería haber sido un 6. Sopa de fideos, ensalada de
arroz, espárragos, pescado rebozado y natillas. Sobra poca comida. Compartimos
mesa con tres vascos que hablan del Aneto. Maverick deja de existir para
Milhouse y pega el oído. Acojona lo que dicen. Para rematar la cena, ¡¡¡un
pacharanazo¡¡¡¡. Nos lo hemos ganado después de 1600 m de desnivel positivo y
1200 de desnivel negativo. En una de las fotos del refugio vemos la hazaña
realizada.
Nos vamos a la
cama, pues mañana espera otro día duro, aunque más suave que éste. Como hemos
llegado los últimos, nos tocan las literas de arriba. A estas alturas subir a
la litera es casi peor que el Posets. Javich_gp y Kibuko comprueban que el
techo tiene una dureza considerable, y sin más altercados dormimos.
CUARTO DÍA
Amanece en el
Ángel Orus. La mayoría de los montañeros ya han partido hacia sus objetivos. Lo
peor del día no se hace esperar. Bajar las escaleras hasta el comedor. Lo
hacemos como Chiquito. Qué agujetas, qué dolores, qué calambrazos. En el
comedor nos espera un desayuno con Nocilla, qué merendilla¡¡ El guardés del
refugio nos da unos sabios consejos: las animadas fiestas de su pueblo,
Benasque, donde se baila la música del himno de Priego, un par de sitios para
cenar allí, y que bajemos por los ibones de Escarpinosa en lugar de
Batisielles, que es lo que teníamos previsto. Gran acierto.
La ruta comienza
deshaciendo la última parte del camino que bajamos ayer. Fuerte subida hasta
alcanzar el GR a media ladera que conduce al ibón de Grist o de Eriste. Antes
toca disfrutar de una nueva cascada de todas las que nos han acompañado y
cruzar ágilmente otro de los numerosos arroyos. Pin pin pin, de roca en roca,
sin poner a prueba la calidad del goretex. También toca usar las fundas
impermeables de las mochilas y las bolsas del supermercado. Hoy no habríamos
visto nada en el Posets. Una de las piedras mojadas se va a cobrar como víctima
a Maverick, que va dar con los huesos en
el suelo y con las piernas metidas en un pequeño arroyo. En la guerra se pasan
menos penurias.
Continuamos por
el GR bien marcado para llegar al ibón de la Plana o Pllana. De nuevo la vista
es espectacular. El ibón se encuentra medio helado todavía y se aprecian azules
gélidos. Como si estuviéramos en la Antártida. Hasta aquí llega
toda la subida de hoy.
Al principio de la bajada nos cruzamos con una persona
que sube y aprovechamos su huella en los neveros que quedan. Kibuko está a
punto de desaparecer en uno de los neveros, que por poco se lo tragan. Al fondo
ya divisamos las agujas de Perramó, que tenemos que rodear por la derecha. A
nuestra derecha se abre otro impresionante valle glaciar, el valle de Perramó,
con una nueva hilera de ibones. Recordamos que el año pasado veíamos las agujas
desde abajo, desde Batisielles, y nos parecían imponentes. Hoy la perspectiva
es totalmente diferente.
En las agujas
encontramos con facilidad el camino que baja a los ibones de Perramó. Son las 2
de la tarde y como buenos Hambrientos, tenemos hambre, así que al borde del
ibón decidimos acabar con el mazacote de pollo a la brasa y el resto de viandas
que han viajado con nosotros de refugio en refugio hasta la cima del Posets y
más allá. No hay manera. El pollo puede con nosotros y decidimos donarlo a las
marmotas. En el ibón, mientras tanto, un tío en pelotas desafía a las frescas
aguas pirenaicas (no íbamos a poner la foto, morbos@s!!).
Descendemos
hacia los ibones de Escarpinosa. Primero vemos el azul y después el verde, más
escondido. Las aguas que provienen del valle de Perramó caen en cascada para
alimentar el ibón azul. En el verde, que parece aislado de esa corriente,
predominan los tonos esmeraldas. Paraje idílico. ¿nos quedamos a vivir?
Podríamos alimentarnos con lo que pescara Maverick con cucharilla y recuperar
el mazacote de pollo.
A esta altitud
la flora ha recuperado su poderío y predomina el color verde frente al gris de
la piedra. Pinos, y algunos serbales en flor, salpican el camino. Se nota,
además, que estamos en terrenos más accesibles y transitados, pues el camino es
mucho mejor y empezamos a cruzarnos con gente.
Continuamos la
ruta hasta el ibonet de Batisielles. Desde allí toca un descenso en zig-zag a
través de un hayedo. Javich_GP no aguanta más nuestro trote cochinero y se
lanza a la carrera. Luego nos espera pacientemente en el cruce con el camino
del valle de Estós. El Tío del Mazo vuelve a salir a escena. Escondido tras un
árbol espera paciente a su presa. Va pasando la tropa, uno tras otro. ¿A quién
le tocará esta vez? Zasca!!! Mazazo en toda la cabeza a Kibuko, esta vez en
forma de calambrazos en las piernas. Varias paradas para estirar y a intentar
recuperar hasta llegar al coche.
Desandamos la pista donde comenzó todo hace tres
días. Finalmente alcanzamos el aparcamiento y toca estirar los doloridos
músculos. Empieza a soplar viento. Por nuestra experiencia del pasado año, se
avecina una buena tormenta.
Decidimos que el camping tendrá que esperar a otra
ocasión y nos decantamos por reservar en un hotel. En el hotel escuchamos el sonido de la primera
de las tormentas que nos van a impedir coronar el Aneto en esta expedición. No
importa. La compañía, la ruta de los tres refugios y el Posets por sí mismo,
justifican de sobra el viaje. ¡¡¡¡A planear el próximo¡¡¡¡
Ayyyyyyyyyy, estupenda crónica (aunque hay que echar una jornada laboral para leerla..........) Supongo que el esfuerzo mereció la pena, pero yo no hubiera aguantado ni 600 metros de desnivel. Menos mal que no fui. Me conformo con las fotos y el vídeo espectaculares. Estáis locos, chicos. Y como dice mi padre: el deporte da hambre y da calambre!
ResponderEliminarPedazo pateada ¡¡
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