lunes, 3 de octubre de 2016

Mirando pa' Cuenca...

Domingo 2 de octubre

Parece que la cosa se va animando en el grupo y la entrada del otoño amaina la pereza. También influye la entrada de los nuevos Hambrientos, que insaciables, se apuntan a todo lo que les eches. Como debe ser!!!

Hoy nos tocaba hacer de exploradores. Nunca antes nos habíamos alejado tanto para una ruta dominguera, con excepción del Ocejón. Nos tocaba clavar la bandera hambrienta en un nuevo lugar de la geografía española y el destino nos iba a poner literalmente...mirando pa' Cuenca. La zona elegida pertenece al Parque Natural de la Serranía  de Cuenca, más concretamente pateamos los alrededores de la población de Uña.

Como viene siendo costumbre últimamente, no puede faltar la reunión inicial en la Costa Marrón. Desde aquí partiremos hacia nuestro destino entre legañas, bostezos y cabezadas en los coches. Dos horas tenemos por delante. Los expedicionarios, aparte del que escribe, somos esta vez Mirindas, Whiteman, Berme, Eska y Belice.

Antes de llegar al destino, hay que hacer una parada técnica en Cuenca. Whiteman nota en su coche un ruido fuerte, como el rugido de un tigre. Se asusta. Hace poco que ha pasado la revisión del coche. Vuelve a oirlo pero su oído hace dirigir su cabeza al asiento que tiene al lado. Los sonidos provien del estómago de Mirindas. El pobre hombre no ha desayunado y se muere de hambre. El cuerpo le pide repetir el cochinillo de la última salida, pero se tendrá que conformar con un café y un cruasán (si si, cruasán que estamos en España) igual de grande que su cabeza. Los demás para no quedarnos mirándole mientras zampa, pedimos ronda de cafés, que a pesar de ser ya las 10 de la mañana, los bostezos aún duran. Calmados los rugidos internos de Mirindas, proseguimos la marcha.



De camino al pueblo de Uña, ya podemos ir viendo por la carretera lo que nos espera en la ruta. Paisaje espectacular de calizas, con enormes cortados y el cañón excavado en la roca por el río Júcar.

La ruta comienza en un sitio muy pintoresco, la laguna de Uña. Muy buen lugar para poder ver aves acuáticas. En pocas rutas, nada más empezar, estaban ya las cámaras de fotos echando humo. Nos dirigimos hacia la zona conocida como "El Escalerón". Por el camino nos encontramos a una amable paisana del lugar que sin preguntarle nada, parecía que quería pegar la hebra, nos indica la ruta a seguir. Este punto es el único en toda la ruta, que se pone algo cuesta arriba. A medida que nos vamos acercando al punto más alto, se van viendo las caprichosas formas que hace la caliza. Pero esto no es nada comparado con las vistas desde la cima. Es sencillamente espectacular. Qué manjar para los ojos!! Abajo se ve Uña, diminuta, como la del meñique. La laguna con sus cambios de color, recuerda a los ibones que vimos en Pirineos en verano. Las cámaras vuelven a echar humo.




















A partir de aquí, toca bordear todo el cañón, para descender por el otro lado del pueblo. Alcanzamos el mirador del Refrentón. Aquí Mirindas hace de funambulista. Él no lo quiere reconocer, pero en la garganta le salieron un par de protuberancias redonditas que no eran la nuez. Y hasta ahí puedo escribir... Desde este mirador, además se ve la piscifactoría que hay antes de llegar al pueblo, y que aprovecha las aguas del río. 








Continuamos la ruta, pero con cierto mosqueo porque no paramos de oir un zumbido continuo. Hace algo de calor, pero no lo suficiente para que cante la chicharra. Son Belice y Eska!!! No paran de rajar. Hay que redirigirlas varias veces para que no se salgan de la ruta. Bueno, la verdad es que Berme y yo también hablabamos que da gusto, pero como yo soy el que escribe... Mala suerte.



Llegamos al mirador del Puntal. En este punto, mientras Mirindas devora las moras de una zarza, el resto vemos la cantidad de buitres que hay. Whiteman, el fotógrafo más rápido al este del Guadarrama, logra inmortalizarlos. La caida pone los pelos de punta. Ya hemos pasado más de la mitad de la ruta, así que toca el momento hambriento de la jornada. Con miedo porque los buitres se coman nuestro jamón, buscamos un sitio al cobijo de los árboles.  Qué vistas!! Estupendo sitio para reponer fuerzas. Whiteman amaga con echarse una cabezada. Mires donde mires no te cansas de hacer fotos. Eso sí, las camaras reposan un poco para meterle un buen viaje al bocadillo.

















Repuestas las energías, alcanzamos el Puntal de San Roque, desde donde podemos ver el cañon del río Júcar, además de gestos obscenos de Whiteman, los cuales fueron inmortalizados, pero que no serán aquí publicados. Si lo queríais ver, haber venido. Morbosos!!




Toca bajar hacia el pueblo. Lo haremos por la zona conocida por la Raya. Y no, no hay estrellas de rock, de fútbol ni nada por el estilo. En una primera parte, bajaremos encajonados por un sendero con muros de caliza a ambos lados. Temperatura fresca y humedad, que falta hacía, porque Lorenzo no perdona. Desde aquí salimos a una pared de caliza impresionante, por la que vamos perdiendo altura. Ya se ve el pueblo cerca. En apenas 20 minutos llegamos a la zona de coches. 











Al final unos 12 km de ruta con poco desnivel. Como dice Belice, un paseo de viejos. Ahora es momento de recuperar sales, así que hacemos una visita al bar de al lado. Como son las 4 de la tarde, vuelan los cafes y refrescos, salvo Belice, que es la única que respeta las costumbres y se toma una jarrita de cerveza.






Antes de ponerle fin a la aventura, nos detuvimos en el mirador conocido como El Ventano del Diablo, que bueno...después de lo visto en Uña, se nos queda un poco escaso. La ruta ha sido espectacular y como siempre, mejor la compañia. Nos vemos en los caminos. 

MAVERICK



3 comentarios:

  1. Oleee!! Un paseo de viejos que bien merecía la pena. Estupenda la cronica y espectaculares las fotos. Los hambrientos nunca decepcionan! ;)

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  2. Una crónica estupenda como siempre. El lugar, maravilloso, y la compañía más!

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  3. Este lugar fue espectacular. Una gran localización y una menor ruta..., yo creo que volveré a hacerla el otra ocasión.

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