domingo, 23 de septiembre de 2018

Hors Catégorie. Alpes 2018

29 de Junio-3 de Julio


No sé qué decir. Es de las pocas veces que estoy frente al ordenador y no sé qué escribir. Ya el año pasado dije que no sabía como plasmar en una única crónica todo el viaje de Pirineos, pero es que esto lo ha superado con creces. Una sensación de inmensa alegría y satisfacción aderezada con una gran dosis de sufrimiento y castigo físico. Como digo, es muy difícil redactar un año sí y otro también que cumples el sueño de tu infancia. Somos auténticos privilegiados. Ya no hay calificativos. Sólo se puede sentir. Podencus bien lo sabe. Quizás es la persona que mejor puede entender esto y es que, desde 2015 hemos ido tachando de la lista los puertos más importantes y míticos del ciclismo. A los Tourmalet, Peyresourde, Hautacam, Soulor y Luz Ardiden se le han unido este año Mont Ventoux, Galibier, Croix de Fer y Alpe d´Huez, sin menospreciar al Telegraphe. Una auténtica locura. ¡¡Que somos un par de globeros!! Sinceramente, yo aún no me lo creo, y eso que ya han pasado unos meses. Allí, en la cima, como en una nube. Gallina de piel. En ese momento rebosas por todos los poros de tu cuerpo, sudor, dolor, alegría y emoción a partes iguales. 



Evidentemente, por lo menos eso espero, volveré a los Pirineos acompañado por mis inseparables Podencus y Javich_GP, porque aún nos queda mucha tela que cortar por allí. Pero los Alpes... Los Alpes son los Alpes. El techo de Europa. Donde se encuentran los puertos más altos de todo el continente. El Tourmalet, uno de los puertos más altos de los Pirineos con 2.115 m, tiene que mirar hacia arriba para mirar a la cara a sus primos alpinos. El techo de este viaje es el Galibier con sus 2.642 m. Más de 500 metros de diferencia, que hacen que en pleno esfuerzo, los pulmones estén cerca de salirse por la boca. Además de la altitud, está la longitud. 35 kilometrazos el Galibier, contando la ascensión previa a Telegraphe, ó 30 km la Croix de Fer. Para que os hagáis una idea, todo hay que ponerlo en contexto. El puerto de Navacerrada, bien conocido por muchos de vosotros, ¡¡son 9 km!!



Con esta crónica, quiero acercaros a cada una de estas ascensiones, y que podáis sentir, al menos un poco de todo el esfuerzo que nos costó y la satisfacción que nos produjo. Los puertos no fueron elegidos al azar. Cada uno con su historia, su dureza, su significado...

El viaje ya lo empezamos con un plato fuerte: el gigante de la Provenza, el Mont Ventoux, o monte ventoso. El nombre no fue escogido por casualidad. Ha habido etapas del Tour de Francia que las han tenido que acortar porque en los últimos km de este puerto, Eolo se volvía loco. Los últimos 6 km destacan por su paisaje lunar. Todo roca blanca pelada. Ninguna protección para el ciclista. 









En 1967, el Mont Ventoux se llevó para sí, la vida del británico Tom Simpson  una tarde de julio a apenas 1,5 km de la cumbre. Nosotros tuvimos suerte. Ni hacía tanto calor como aquel día, ni íbamos de anfetaminas hasta las orejas. Sin embargo, he de decir, que para mí ha sido el puerto más duro que he subido en mi vida. Los km del 6 al 14, apenas bajan del 9%, no puedes descansar. A esto se le une, que esta parte baja está llena de vegetación, por lo que la humedad es terrible. Una auténtica pared y una tortura ya no sólo para las piernas, sino para la cabeza. Pensando en todo lo que nos quedaba de viaje, nos decíamos: ¿Dónde narices nos hemos metido? 















Afortunadamente al salir del bosque y alcanzar el Chalet Reynard, que es donde empieza la "zona lunar", el desnivel disminuye y aumenta nuestro disfrute. Desde aquí ya se divisa la cima. Es la imagen típica del Mont Ventoux que se ve en televisión. No son pocas las veces que paramos a hacernos fotos, incluso en el monumento al malogrado Simpson. La cima se encuentra abarrotada de ciclistas. Es el paraíso en la Tierra. Otro puerto mítico a la buchaca. El siguiente sería el plato fuerte de este viaje, el col du Galibier.






Si el padre de los Pirineos es el Tourmalet, el de los Alpes franceses, sin ninguna duda es el Galibier. Un auténtico matahombres. Subido por primera vez en 1911 en la ronda gala, destaca tanto por su longitud como por su dureza, sobre todo en el tramo final. 




Para hacer completa la ascensión, decidimos subir primero el Telegraphe. En total 35 km, casi todos de subida. Como he dicho antes, este es el plato fuerte del viaje y quizá, sobre el que gira todo él. No podíamos realizar un viaje a los Alpes y dejarnos al coloso olvidado. Si tuviera que definir el puerto en una sola palabra sería: infinito. Larguísimo. El sol y las rampas se encargan de torturar tus piernas mientras que las horas pasan castigando tu mente. Es un esfuerzo al límite durante mucho tiempo y eso pasa factura. 









Los últimos 8 km, sin ser especialmente duros (poco más del 8% de media), se hacen interminables por toda la tralla que ya llevas encima. No hay más rival que tu propia cabeza. Dan ganas de bajarse de la bici y tirarla por el barranco. La altitud también va haciendo mella. Son 2.642 m de altura en la cima. Todo ello forma un cóctel explosivo que si no vas bien preparado, puede convertir la ascensión en un auténtico infierno. Podencus, quizá es de las veces que peor lo ha pasado en una bicicleta. Ganas de vomitar me decía que tenía al llegar a la cima. El esfuerzo es máximo. Incluso ya con la ascensión acabada y bajado de la bicicleta, cuesta volver a la realidad. 








Si la ascensión fue tremenda, no lo son menos las vistas desde la cima. Paisaje espectacular, del que apenas puedes darte cuenta ya que tu cuerpo sigue en plena recuperación. Sinceramente, el esfuerzo merece la pena. Podemos decir bien alto, que hemos domado el Galibier. Escribiéndolo ahora, ni me lo creo. Estamos como cabras.













Ya sólo nos quedaban dos puertos para completar el viaje. El siguiente, la Croix de Fer o en castellano, La Cruz de Hierro. Otro auténtico gigante. Quizá menos conocido que los anteriores, pero todo un Hors Catégorie y uno de los puertos que más veces se ha ascendido en el Tour de Francia. Seguimos hablando de otro coloso alpino. La cima se encuentra a más de 2.000 m de altitud. 




La idea es subir la Croix de Fer y descender por el col du Glandon. El papel lo aguanta todo y cuando planificamos el viaje hubo un factor con el que poco contamos después de únicamente dos días: el cansancio. Después del Mont Ventoux y del Galibier + Telegraphe, estábamos rotos. Las tardes en el apartamento eran de estar tirados en la cama recuperándonos y viendo los partidos del mundial. Ni salidas turísticas ni nada parecido. Estábamos rotos. Y en esas amanece el día, te vistes de romano y a subir otro puertarraco. La primera rampa en el pueblo, ya te pone en tu sitio. Es la primera vez en todos los viajes que hemos hecho, que hemos estado cerca de abandonar. La cabeza desconecta y si no hay cabeza, no hay piernas. Pasamos los primeros km como buenamente podemos. 





Este es un puerto que tiene de todo. No le falta nada. En 30 km encuentras subidas, bajadas, llano, túneles... Si no llega a ser por esto, que te mantiene distraído, quién sabe si hubiéramos llegado a la cima. Después de 24 km de sufrimiento, calor, sudor... en el pueblo de St Sorlin d'Arves, la carretera se pone mirando al cielo y comienza lo más duro del puerto. Una sucesión de curvas de herradura que nos ponen a prueba una y otra vez. En la bici, vas medio grogui. Subes más por inercia que por piernas. No piensas en nada. Toda la sangre está en las piernas. Las pulsaciones apenas suben del esfuerzo que llevamos de los días anteriores. Es un infierno sobre ruedas, y lo peor es que esta es la manera que hemos decidido de pasar las vacaciones 😂. Pero eso sí, podemos decir, que este es otro territorio conquistado. 










Ya no quedaba apenas nada. 13 km nos separaban del fin del viaje. Esos 13 km tenían que ser de disfrute máximo. El cuerpo ya se estaba acostumbrando al esfuerzo y he de decir, que fue uno de los mejores días en los que me he encontrado en el viaje. Podencus también. Incluso se permitió el lujo de hacer un pequeño demarraje antes de llegar a la cima.




¡¿Que puedo decir del Alpe d'Huez?! Puerto conocidísimo. Puede que el que más de los Alpes en el Tour de Francia y eso que hasta 1952 no se ascendió por primera vez. Aquella fue la primera vez que una etapa en el Tour de Francia acababa en alto. El ganador de aquel año fue "Il Campionissimo", Fausto Coppi. 21 curvas de herradura son las que dictan sentencia en este puerto, y en cada una de las curvas, el nombre del ganador de cada año que se ha ascendido Alpe d'Huez: Coppi, Zoetemelk, Hinault, Lucho Herrera, Federico Echave, Bugno, Pantani, Carlos Sastre... Quizá algún día pongan la nuestra.







A nuestro ritmo caracol, nos da tiempo de leer en cada curva el ganador. Antes de llegar a las curvas, el puerto nos da la bienvenida con un kilómetro que deja las piernas temblando. Más de un 10 %. Podencus recuerda la zona con el US Postal de Armstrong tirando a bloque en esta rampa. 





El porcentaje medio del puerto supera el 8%, por lo que no estamos hablando de una simple tachuela. Sabiendo que es el último del viaje, intentamos disfrutar a tope. Sensibilidad máxima para captar todo lo que se pueda. Las curvas nos sirven para tomar aliento, porque al contrario que en otros puertos, en éste apenas tienen pendiente. En el último km tiramos la casa por la ventana. Sabiendo que ya no hay que reservar fuerzas, aumentamos el ritmo, aunque sean apenas 50 metros. En la cima, un pequeño podio hace que nos creamos los reyes del mundo. Los Alpes a nuestros pies.










Para Podencus y para mí, una de las mejores experiencias de nuestra vida. Nos repetimos, lo sé. Todos los años digo lo mismo, pero es que no hay mejor sensación que el superarlo año tras año. Todavía queda 2018 y aún no hay nada planificado, pero espero que en 2019 volvamos a superarnos. Quedan por ahí varios sitios a los que me encantaría meter mano: Dolomitas, Flandes, Roubaix... Quién sabe dónde acabaremos el año que viene. Lo que tengo claro es que hay que reventar los pedales. ¡¡Muchas gracias a todos!!



MAVERICK

6 comentarios:

  1. Que Grandes, vaya puertacos. Lo único que de las bajadas no cuentas nada. Menudo disfrute.

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  2. Jajaja. En las bajadas nos estabamos para ir a tumba abierta. Es más, en algún momento nos vino a ver el tío del mazo. De todas maneras se disfrutaron a tope.

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  3. Sois unos figuras, enhorabuena a los dos, y seguir disfrutando.

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  4. Si tienes sueños e ilusiones y los conviertes en realidad, no hay mayor disfrute. La sensación del trabajo bien
    hecho,de haber conseguido la meta es el mejor premio.
    Sentirse vivo en una palabra.
    Un aplauso por todo lo q habéis pasado, sois grandes, seguid asi.

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  5. Tiene que ser tremendo cumplir sueños de tantos años e ir tachando retos ...superándose a cada vuelta de rueda
    Sois unos campeones! Enhorabuena!!

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  6. Me he cansado solo leyéndolo 😂 parecía que estaba subiendo yo. Sois unos cracks por subir eso, seguir así disfrutando de lo que os gusta.
    Además, que vistas, tiene buena pinta para palillear por alli 😋

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