viernes, 28 de febrero de 2014

I Marcha del Cocido

Domingo 16 de febrero

Hay momentos en la historia del deporte salpicados por la épica. Momentos en que los hombres se tornan gigantes en su lucha contra los elementos. Segundos, minutos, horas de sufrimiento para alcanzar la gloria. El sábado 16 de febrero estaba marcado en rojo en el calendario de los Hambrientos.  Recién levantados, legañosos, desaliñados, empezamos a pensar en lo que se nos vienen encima. El desayuno no acaba de entrar bien. ¡Asco de nervios! Nos vestimos con nuestras mejores galas, como si ésta fuera a ser nuestra última faena. Dispuestos a salir de casa, nos detenemos frente a la puerta, miramos hacia arriba, inspiramos hondo y sentimos en nuestros adentros...¡Nos vamos a comer el mundo! Los relatos que a continuación narran los 5 protagonistas no tendrán eco en el futuro y probablemente no se recordarán en generaciones futuras, pero fue el bautizo de fuego de los Hambrientos. Nuestro desembarco de Normandia...

Kibuko

El cocido madrileño, uno de los platos tradicionales del Madrid más castizo: garbanzos, tocino, carne, judías,…. Cada uno lo hemos probado a la manera de nuestras familias. Es curioso, cuando éramos pequeños el día que había cocido en casa hubiéramos pagado por cambiarlo por unos macarrones con tomate. Incluso hubiéramos hecho un pacto de sangre con tal de no tener que probarlo.




Entonces, ¿qué es lo que nos empuja a levantarnos a las 7 de la mañana un domingo, hacer 30 km y ponerse de barro hasta las orejas? UN PLATO DE COCIDO!! Un plato de cocido que hace que incluso aquellos que hibernan durante los meses de invierno saquen la bici a pasear un domingo de febrero.
Es un domingo soleado, con buena temperatura, pero debido las lluvias de las últimas semanas nos anuncian que se han modificado partes del recorrido por la gran cantidad de barro. Así que nos preparamos para una buena mañana ya pensando en el plato de cocido que va a caer entre pecho y espalda una vez que lleguemos.


Con las bicis y los uniformes impolutos nos dan la salida a los “valientes” que vamos a hacer la ruta de 30km. Los de 60 km, con Maverick a la cabeza, han salido hace ya un tiempo y ya se encuentran negociando la subida embarrada al “Mortirolo”. Nada más salir el grupo de hambrientos se estira, pero enseguida se vuelven a juntar al encontrar el primer gran charco al que llegamos bien limpitos. En ese momento somos capaces de subir montañas y echarnos la bici al hombro con tal de no manchar nuestras preciosas bicis. Lo que no sabemos es que nos quedan otros 50 charcos durante el recorrido. Y si supiéramos la que nos espera, ¿creéis que hubiéramos esquivado los charcos con la bici al hombro? Yo creo que no.


Una vez pasado el charco, el grupo se vuelve a estirar y los kilómetros y las pendientes ponen a cada uno en su sitio, que no es otro que el de siempre: Podencus, Javich_GP y Milhouse a la cabeza y Kibuko viéndoles subir.
La subida al “Mortirolo” se hace dura por el barro y la cantidad de gente, pero se hace. Una vez terminada nos volvemos a juntar todos en el punto de los animadores dedicado al gran Podencus, que desde entonces tiene una motivación extra. A partir de ahí permanecemos unidos. Bajamos, subimos y el barro nos atrapa más de una, dos y tres veces. Barro, barro y más barro… 


Pero por fin, tras 30 km un poco duros por el barro (¿cuántas veces lo he dicho?) llegamos y el plato de cocido que tanto esperábamos, estaba ahí, calentito, con su morcilla y su chorizo… Para chuparse los dedos!!!!! ¿Quién nos lo hubiera dicho hace unos años?

Javich_GP

Como para toda buena carrera (en este caso marcha popular), el día anterior es importante descansar bien, así que después de un par de intentos fallidos de tomar unas cervezas con amigos, decido ceder e irme para casa prontito el sábado por la noche.

Domingo por la mañana. No me he quedado dormido!! Eso está bien, pero ahora toca no dormirse en los laureles. Hay que recoger el dorsal antes de las 9.30 y para ello me propongo llegar a las 9.00. Esto implica salir de casa a las 8.20 como tarde y ya es casi esa hora. No me da tiempo a desayunar, así que tomo algo de aquarius y me dejo a mano unas galletas para el coche.. Cuando llevo unos kilómetros me doy cuenta que me las he olvidado.. Voy a la marcha sin desayunar!!
Llego a Quijorna (me cuesta menos llegar que salir) y empiezo a ver a gente conocida. Amigos del curro, scouts, Hambrientos… Nos juntamos casi todos antes de la salida de 30 km. Supongo que va a ser complicado ir todos juntos, pero lo intentaremos. Mientras, Maverick estará a mitad de la de 60 Km (o casi ;-) ).
Dan la salida. Creo que tardamos menos de 300 metros en separarnos. Empiezan los primeros charcos, montoneras, jaleos y consigo engancharme sólo a Loren e Isma . Supongo que el resto van por detrás, cerca, y cuando llevamos un rato subiendo me quedo colgado. Bueno, no pasa nada, porque en general hay muy buen ambiente. El “Mortirolo del Sur” se me hace algo duro, más por el barro y los charcos, que por la propia pendiente, pero.. No hay excusas. Hay que sufrir!
Después de unos kilómetros en los que incluso toca bajar el pie a tierra más de una vez, empieza a suavizar la pendiente. La ruta es muy chula y vamos tirando hacia el avituallamiento. Poco a poco le voy perdiendo el “miedo” a los charcos y riachuelos. Veo que incluso son mejores que las zonas de barro, así que siempre que hay oportunidad, ahí me tiro. Parezco un niño pequeño con saltando en los charcos!!


En el avituallamiento busco a Loren e Isma. Parece que se han ido ya. Espero un poco al grupo de detrás, pero me empiezo a quedar frio y decido tirar. 3 o 4 kms después, debido al barro, se me atasca la cadena. No va ni para adelante ni para atrás. Menos mal que es llano y ancho y puedo parar sin molestar. Desmonto, doy la vuelta a la bici e intento arreglar la cadena, pero está muy atascada. Nunca había visto nada parecido. Mucha gente me pregunta si puede ayudar, pero creo que es cosa mia, así que les “dejo” marchar. Después de varios minutos luchando con la cadena, se suelta y puedo seguir!!
Bajadas, barro, más charcos.. Hasta un riachuelo que me da algo de impresión. Espero a ver qué hace la gente y cuando veo que dos o tres se lanzan, allá que voy yo detrás. Bien! Lo he cruzado sin problema!! Sigo con las bajadas, el barro… ¿qué os voy a contar? Estoy a punto de caerme alguna vez, pero mis reflejos me salvan . Sigo para adelante y unos kilómetros después me encuentro a Loren. A reventado la rueda y espera a que le vengan a buscar. Estamos cerca de la carretera y hay gente de la organización cerca, así que para no quedarme frío, después de un rato con él, decido tirar.


Ya llegando al final se me vuelve a liar la cadena, tengo que parar. Se me monta la pierna por detrás del músculo en mitad de una bajada estrecha. Estoy en mitad del camino más “limpio”
pero no me puedo ni mover. Mientras intento estirar un poco arrastrando la bici, me adelanta un grupo de chiquillas, muy majillas ellas y con cachondeo. También Milhouse, que se ofrece a ayudarme pero le digo que no puede hacer nada. Poco a poco voy recuperando la pierna y consigo montar. Consigo recuperar tiempo al grupo de jovenzuelas (estaban paradas esperando a una amiga – aunque no sé si deberá decir esto-) y ya tiro por el pueblo hasta la meta. Que hambre tengo!! Me he quedado sin GPS, pero estoy seguro de que no queda nada. Como me pongan un búfalo delante, me lo como!.
En la meta, Maverick nos está esperando. Me consuela saber que no ha hecho 60 kms en lo que yo hacía 30. Busco a Loren e Isma. Están comiendo ya y no puedo esperar al resto. Voy a por el cocido, la cerveza merecida y a descansar. No creo que sea el mejor cocido que he probado en mi vida, pero entra de maravilla. Qué pena no tener un plato más grande!! Poco a poco van llegando el resto de Hambrientos y vemos a ratos.


Después de ver las exhibiciones de los junior con las bicis, empezamos a despedirnos. Ya hay ganas de llegar a casa y descansar. Bicis a los coches y para… Iba a decir Madrid, pero os puedo decir que vi a varios Hambrientos varias veces antes de conseguir salir de Quijorna. Como todavía no ha terminado la carrera de 60kms, sigue llegando gente y tienen cortado medio pueblo. Para el próximo año, puedo preparar un mapa del pueblo con todo detalle.. 
Incluso con los charcos, el barro, el hambre… HA MERECIDO LA PENA! Ya estamos pensando en la del próximo año, pero mientras tanto, Maverick ya nos está proponiendo rutas para los próximos findes. A alguna tendré que apuntarme!!

Un abrazo figuras

Podencus

El pasado día 16 de febrero, nuestro grupo de hambrientos biciclistas se embarcó en una aventura de otro mundo, algo que llevábamos esperando bastante tiempo (nuestras piernas y nuestro estomago), algo denominado "La Marcha del Cocido" pero que con el paso de las horas fue cambiando misteriosamente de denominación...



Se preveía una mañana soleada en los alrededores de Quijorna, bonita para la práctica del ciclismo de montaña y con esos grandes Hambrientos preparados para la ruta: Kibuko para comenzar ha decidido irse al taller de Watoo para que le busquen esas piezas que le faltan para recordar a Indurain en Hautacam, Maverick con semblante serio se concentra junto con los de la cuadrilla Polvoranca, Javich_gp hace lo correspondiente con otro grupo de colegas de las 2 ruedas y Milhouse y yo nos dedicamos a preparar las estrategia de la jornada.
Sin embargo lo que nos encontramos rememoró miticas etapas del Paris Dakar en las que Arcarons, Vatanen o Peterhansel se perdían entre dunas, oasis, tribus de negretes y en las que en cada encrucijada aparecía el peligro.
Y os lo cuento así:
Nada más salir, la primera gran aglomeración. Charcazo. ¡Ni el lago Michigan oigan! Todo el mundo bici en mano y pa' alante. Sin problemas si hay que pasarse al ciclo cross... De repente comienza el baile porque aparece la gran subida. Me veo con fuerzas y consigo imponer mi ritmo. Me pasa un caracol por la derecha. No debía de ser tan bueno entonces. El terreno agarra y empieza a hacer estragos en nuestras piernas a través de un nuevo e importante amigo que no nos abandonaría durante la jornada: el barro. De todos modos no corono tan mal en la cumbre, rasco 1 punto y empezamos a bajar a lo loco.



Con mi gregario Milhouse a mi lado, todo es mas clarificador. Nos hacemos a la bajada y de repente intento a travesar un charco de la manera más sencilla posible (por el medio claro) cuando me meto hasta la rodilla. Fresquísimo. Parezco el titanic a punto de hundirse pero milagrosamente consigo salir. Seguimos con la ruta (incluyendo la parada para saludar a la familia) y una zona de toboganes nos lleva al avituallamiento, ese sitio en donde algunos optan por reponer sus pulmones fumando un cigarrito. Un clásico!
En esta locura de etapa continuamos con una bajada a campo abierto dirigiéndonos a Villanueva de la Cañada. Hay espacio para ir unos 15 bicicletas en paralelo pero como soy mu gañan me dedico a hacer el afilador con algunos del grupo. Una gran diversión claro...pero es que no soy de ideas buenas... :(...
El camino se va estrechando peligrosamente en la parte más baja del recorrido con presencia de rocas sueltas, zonas de baches y también de un agente de protección civil (que es lo que más me acojona) indicando que habrá que ir con cautela. Tíos con la rueda tronchada parados, gente arreglando pinchazos, un tipo que se cae y que dice que "no es nada, sólo duele el orgullo" (sí, pero la hostia la llevas le digo), Kibuko y yo quitando matorrales, hojas y de todo de las ruedas...esto comienza a ser una locura autentica cuando quedan 10 o 12 kilómetros todavía.


Pero el momento cumbre del día llega cuando en terreno plano, lleno de barro hasta arriba, casi sin ritmo puesto que las fuerzas se empiezan a agotar, me doy cuenta que la bicicleta no avanza en un movimiento rectilíneo ( vamos que no es ni "recti" ni "lineo"). Y es que realmente me doy cuenta que voy TORCIDO!!! Pero es que llevaba así toda la marcha!!! El maldito barro, aparte de servirte de camuflaje para hacer simbiosis con el paisaje, hacía que no se pudiera mantener la bici recta y fuera dando bandazos. Increíble pero cierto...había nacido la " I Marcha del TORcido"




Así que resignado de aquí a meta se hizo todo lo que se pudo. He visto a gente ir apajarada total, el tío del Mazo trabajando a destajo , gente necesitar oxigeno en meta, llegar tarde a contrarrelojes ...pues yo llevaba todo eso en uno. Y se me hizo eterno. Eso sí, entré en meta comiéndome una barrita energética y silbando...poniendo mi mejor pose para las fotos pero en realidad estaba destrozado por dentro. Pese a todo, el objetivo se había cumplido y todos tan felices.



Por ultimo quedaba el disfrute del gran cocido con cervecita, las conversaciones con los compañeros cambiando impresiones y las bicis sin saber de que marca eran por la de mierda que llevaban..y hasta aquí puedo contar porque el final de la película ya lo sabéis: 3 días malo, vomitando y sin poder moverme. Pero eso si... sabéis qué? Que nos quiten los bailao porque mereció la pena y el año que viene más y mejor.





Maverick

La llegada a Quijorna nos hace respirar el ambiente de las grandes gestas. Puro ciclismo por cada rincón del pueblo. La gente se afana en poner a punto sus monturas. Algunos que llegan buscando sitio con ansiedad porque tienen que recoger el dorsal rápidamente. Otros buscando de manera nerviosa una bomba con urgencia porque se han dado cuenta que las ruedas están bajas... Según nos vamos preparando, tomamos posiciones junto a la pancarta de salida. El resto de Hambrientos me miraban desde uno de los laterales de  la carretera pensando ¿Dónde vas alma de cántaro?. Ellos optaron por la ruta de 30 Km. Sabia decisión.





La marcha comenzó puntual, rodando despacio hasta que la gente comenzó a pararse y no quedó más remedio que poner pie a tierra. ¿Qué ocurre? ¿Qué pasa? No vemos nada. La serpiente multicolor que llevamos delante nos impide ver nada. Avanzamos andando despacio. Después de unos minutos vemos que la gente se paraba por un charco ¡Un charco! Había estado toda la semana lloviendo y era lo que nos íbamos a encontrar, más adelante incluso algunos más profundos. Si la gente no se quería manchar que se hubieran quedado en su casa con su bata y sus pantunflas. Esta fue la tónica de los primeros kilómetros. 


Recorrimos más distancia andando que a lomos de la burra. A esto, algunos comentaban ¡Claro, si es una marcha! Pasados algunos kilómetros, la ruta obligaba a volver a echar pie a tierra. Ya no sólo por la gente, sino porque había sitios totalmente impracticables.




 Después del primer avituallamiento pareció que íbamos a poder disfrutar más de la bici, pero el terreno hacía la marcha dura, muy dura. Cruce de arroyos en los que se habría ahogado un hobbit, caminos que bajaban anegados de agua, pistas de hormigón rayado con pendientes más propias de montañas rusas y barro. Muchíiiiisimo barro. Quizá más que antaño en un partido del Logroñés en Las Gaunas. Quijorna-Rubaix hubiera bautizado yo a la marcha. Ríete del Infierno del Norte. Te encontrabas gente delante, pero era imposible adelantar. Muy poco espacio para dos bicis en paralelo. Vuelves a intentar adelantar, pero imposible. No hay manera. ¡Qué frustración! Es imposible rodar así. El ritmo muy lento. Unos 8-9 km/h. Poco antes del kilómetro 30 me di cuenta que era imposible llegar a Quijorna en el tiempo esablecido por la organización, ya que nos iban a desviar en el kilómetro 40. Al no poder acabar los 60 km y viendo que la carretera que va de Navalagamella a Quijorna pasaba por donde estaba, aproveché para disfrutar del cocido con el resto de Hambrientos a una hora decente. 10 kilómetros me separaban de Quijorna y realmente aquí fue donde más disfrute. Velocidades de 40-50 km/h. Sin nadie delante. ¡Qué gustazo! Una vez en el pueblo me fui a la línea de llegada para ir recibiendo a cada uno de los valientes del grupo: Javich_GP, Milhouse, Podencus y Kibuko.

Al acabar, había que hacer honor al nombre de la marcha y un buen plato de cocido nos metimos. Podencus dos. Le pudo el ansia. Qué pintas. Parecíamos pordioseros. De barro hasta las cejas y comiendo tirados en el suelo. 




Lástima no haber podido disfrutar de la marcha como me hubiera gustado. Lo mejor del día, un buen plato de cocido en la mejor de las compañías. Mención especial para mis hermanos de burra, los MTB Polvoranca. Tres grandes artistas y sufridores que consiguieron completar la ruta larga.



martes, 28 de enero de 2014

¡Comer, beber...y a rueda!

Domingo 26 de enero

Un domingo por la mañana, más concretamente a las 8h, uno tiene dos opciones: o está descansando aprovechando el fin de semana para planchar la oreja como dios manda o está durmiendo la mona con una resaca del 15 después de beberse el alcantarillado de Madrid. La opción que nadie te da es la de los “Hambrientos”: tíos que se levantan como resortes a esa hora con las piernas preparadas para reventar los pedales de la bici y si es posible ganar su propio Tour de Francia particular del día.



En esta fresca mañana de Enero nos encontramos preparados en la zona norte de Madrid, concretamente en Tres Cantos y todavía más concretamente en el tanatorio de esa ciudad. Sí, el tanatorio, habéis oído bien. Aunque no lo creais es un buen sitio para quedar, no para ir de fiesta, pero sí para quedar y fijar un lugar de encuentro…por tanto la ruta parte desde el más allá



Los esforzados de la ruta (como diría el gran Javier Ares) conocidos como Kibuko, Golfo, Milhouse, Maverick y un servidor (Podencus), salimos en grupo más o menos ordenado, charlando amenizadamente mientras nos cruzamos con algunos “compañeros de profesión” que decidieron empezar antes que nosotros. Un par de charcos para comenzar y de repente y muy de sopetón, casi sin esperarlo diría yo, se nos viene encima la primera cota de la jornada. Un repecho de aproximadamente 100 m con un % interesante . Rápidamente las cosas se ponen en su sitio y me dirijo a cola de pelotón…aunque realmente lo que hice fue bajar a por bidones al coche de equipo sólo que nadie creo que se lo crea jajajaja.




Pasado este primer alto montañoso de la jornada (puntuan Golfo, Maverick y Milhouse) aparece alguna zona de sube-baja, terreno pestoso que parece gustar puesto que da juego a las cabriolas y tonterías variadas y donde el grupo rueda compacto sin incidencias que resaltar. A destacar eso sí el paisaje y  las bonitas vistas sobre la zona de trabajo de algunos pocos, lo que les recuerda que deben aprovechar el día al máximo que el lunes hay que levantar el país.

Rápidamente encontramos zona de bajada. El terreno se convierte en favorable y como no, la sonrisa de alguno brilla más que un millón de soles. Estamos hablando por supuesto de Maverick, conocido en su pueblo como el “Tony Martin de Alcorcón”, el cual se lanza dispuesto a que el cuentakilómetros explote. Postura aerodinámica, buenos cuádriceps y pa’ adelante…de aquí al túnel del viento no hay nada. Boardman es un niño con un triciclo a su lado.

La ruta continúa su camino mientras Golfo hace de reportero de guerra haciendo fotos sin parar para que queden inmortalizados esos momentos de esfuerzos máximos. Dice que una y no mas, santo Tomás! Jajaja.
 A las 10:40 h de la mañana giro mi cabeza con vista en dirección NE siguiendo la fila marcada por el grupo y rejuvenezco unos 10 años. Cierro los ojos y me vengo arriba en banderillas. Como si viajara en la nube de Goku y me hubiera transportado a otro mundo me veo vestido con el maillot del Faema, del Bic, del Reynolds, del Banesto…me siento Merkcx, Anquetil, Hinault, Indurain, Perico, Chava…soy una mezcla de todos…grandes gestas, epica, heroicidad…bajo piñones, me levanto…veo pintadas en el suelo “Aupa Podencus”…arranco…miro atrás…nadie me sigue…la moto que lleva la pizarra con las diferencias me indica que las estoy aumentando…veo la pancarta de meta… y derrepente el Challenger. Pego una explosión que pa’ que y me pasa Maverick, no le aguanto ni dos metros. Intento seguir a Milhouse pero viene fuerte, no hay quien le siga. Golfo parece asequible, pero claro, parece….Sólo el gran Kibuko esta detrás pero lleva su ritmo pausado y progresivo y si el repecho dura 200 metros más no lo cuento. Si ya dicen que los sueños, sueños son.

Coronamos los 5 arriba no sin antes una breve conversación con una lugareña acerca de que si alguien había gritado “Perroooooooo” y que por qué, si el perro se veía bien, que era más blanco que copito de nieve y no se que…bueno en fin, que la gente está muy loca. Nos metemos otra vez en zona de toboganes, sube-baja, pequeños rodeos que Kibuko nos hace dar para tomarnos el pelo y ver si alguien se bautiza en algún charco, casas enormes, barreras en donde se debate sobre la orografía del Sistema Central…no, si lo pasamos bien! Mientras, las piernas empiezan a ir cargadas pero no importa los hambrientos pueden con todo (o eso parece).



Avanzamos llegando otra vez a la localidad de Tres Cantos no sin antes una breve parada de tipo alimenticio puesto que a Kibuko parece faltarle glucosa y en cualquier momento puede verse avocado a la retirada cosa que no queremos. Es un gladiador y cual hormiga aguanta el ritmo sin problemas. Milhouse y Golfo hacen bien su trabajo de rastreadores avisando de la presencia de lugares donde se puede tomar un refrigerio el cual es necesario para continuar la ruta.

Asique en la zona de avituallamiento nos hallamos. Encontramos un bar con el cartel de Mahou y lo asaltamos. Le pedimos al Jefry de turno que nos ponga unas jarricas y unas cocas y que si le parece oportuno nos plante una tortillaca entera que tenemos más hambre que los Pavos de Manolete. Es lo que tiene la burra!!!!!

-“¿No queríais una tortilla entera? Poh hala! Ahí la teneis…”
En 5 minutos desparece y cuando nos ponemos de nuevo en marcha lo que aparece es un tío que me está agarrando las piernas puesto que parece que me ha sentado mal la parada y no carburo. Los demás no dicen ni mu asique hago de tripas corazón y dejo que pase algún kilometrejo para ver si me estabilizo. En efecto, era una pajara momentánea (joder con la jarra de cerveza…).





Los últimos esfuerzos se desarrollan en el famoso carril bici de Soto. Cruzamos el puente sobre la carretera de Colmenar y nos plantamos en él para recorrer unos 2 kilometros antes de llegar al final de la ruta del dia. Sin embargo, un último susto nos alerta. Un silbido estilo cabrero de transhumancia nos avisa de lo que viene…una grupeta de otro tipo de hambrientos enfervorecidos que nos hace seña para que nos “quitemos” de en medio aparece de la nada. Debe ser que se juegan alguna victoria de etapa o los puntos del sprint porque nos pasan como cohetes…en fin, nosotros a nuestro rollo!!!!

Para finalizar volvemos a cruzar por un puente la carretera y llegamos al punto de partida inicial donde también termina la ruta después de haber recorrido unos 35 kilometros aproximadamente (para Maverick esto es chatarra pero es lo que hay) y muy contentos eso si de pasar el domingo haciendo lo que nos gusta y por supuesto con ganas de mas…

Ah! Y recordad! Cuando la carretera se empine y mientras haya gasolina…leña al mono que es de goma!!

PODENCUS

domingo, 29 de diciembre de 2013

Los Gigantes de Barro

Sábado 28 diciembre

Son las 8.30 de la mañana. Hace frío y el suelo está mojado por el agua caída el día anterior. He quedado pronto con Maverick para que mire mi bici, ya que toque cosas que no debía. (La verdad es que era una excusa para no ir, pero no me dejaron escapar). En un momento arregla la avería y nos dirigimos al punto de encuentro con Milhouse.

En el trayecto, Maverick se da cuenta de que no tiene grabada la ruta y tiene que improvisar. A los pocos minutos llega Milhouse con cara de sueño. Monta la rueda de la bici y nos damos cuenta de todos los compañeros que nos faltan. Maverick nos dice que vamos a hacer una ruta por la Casa Campo. Con la incertidumbre de lo que nos espera, nos ponemos en marcha dispuestos a superar el nuevo reto que nos tiene preparado Maverick. 

Comenzamos a pedalear intentando sortear los charcos de agua que hay por el trayecto, a sabiendas que nos íbamos a poner de barro hasta las orejas. Al poco tiempo nos damos cuenta que Milhouse no está, bajamos el ritmo y le vemos llegar a lo lejos. Le preguntamos "¿qué ha sucedido?" a lo que el contesta “estaba mirando si algo rozaba mi rueda porque me cuesta pedalear”. Con una sonrisa pilla, Maverick y yo nos miramos y reanudamos la marcha.





Es un día gris, con muy poca gente en el camino. El paisaje es muy llano y el aire castiga más de lo que parece. (Vamos que muy desolador). Aun así es lo que hay y tenemos que continuar. Vamos pasando por varios sitios, en los que Maverick nos cuenta anécdotas de cada uno de ellos. Pasamos al lado de la Ciudad de la Imagen, y bajamos una cuesta en la que Maverick nos indica que se llama “la cuesta de la risa”. ¿Y porque la cuesta de la risa?, pues porque al volver nos vamos a reír un montón (Jejeje). Entramos en poblado y después de callejear un poco, vemos la entrada de la Casa Campo. Nos alegra ver un paisaje más verde y más movimiento de deportista. Ahora empieza el gran reto…



Ya en la Casa Campo todo parece más fácil (como se ve a mucha gente, es que no hay peligro). Vamos circulando por caminos paralelos a la vía por donde van los mortales. Recorremos unas pequeñas zetas, con cuidado de no caer al río. Y de repente vemos una gran pendiente. Después de pensarlo un ratillo y ver que el terreno está embarrado, me tiro rezando a los dioses de no caerme. Gracias a ellos consigo llegar abajo sin ningún percance. Después se lanza Milhouse para domar la terrible pendiente. Pero contra todo pronóstico, le vemos descender bajado de la bici. Medio rebozado se levanta de una pieza (desconociendo el alcance de la caída) y se dirige a quitarle el barro a su “pequeña”. Después baja Maverick sin ningún problema. Nos reponemos del susto, y seguimos pedaleando.






Entramos a una zona muy verde y bonita, pero menos gente… Ascendemos por una CUESTA TRAMPA!!!! Es una trampa porque es casi imposible subir, hay tal cantidad de barro que no podemos pedalear. Cada pedalada nos agarra al suelo. Las piernas sufren, las bicis también, tenemos que tirar de ingenio y bajar los platos para subir ligeros. El primero en llegar es Maverick, luego yo y por último Milhouse que ha encallado en el barro. Una vez arriba, nos damos cuenta que vamos montados sobre una bicicleta de barro. Damos unas vueltas intentando encontrar el camino correcto sobre nuestros vehículos que pesan algunos kilitos más.





Volvemos a nuestro sendero disfrutando del paisaje, intentado quitarle el barro que no deja cambiar las marchas. La cadena, se sale a menudo. Bajamos una pendiente, y al subir,  Milhouse se da cuenta que algo falla. ¡¡¡No le cambian los piñones!!! Al mirar, se da cuenta que tiene el cable roto. Y se deduce que es producido por la caída. Maverick decide cambiar la ruta para hacerla un poco más ligera. Y así nos dirigimos al Madrid Río, que aun estando lleno de gente, se aprecian unas vistas muy bonitas.

Volvemos a la Casa Campo buscando un sitio donde repostar. Encontramos un lugar donde hay unas mesas fuera y nos damos cuenta de las aves que están a nuestro alrededor. Brindamos por los logros conseguidos y por la "peazo" tapa que nos pone el camarero (hacemos oídos sordos a lo que nos queda de ruta). Después de un rato me doy cuenta de que me noto algo en el hombro. Me da por comentarlo con mis compañeros sin saber lo que sucede. Y... ¡¡¡¡¡¡PREMIO!!!!!! Una cagada de un pequeño pajarillo (menos mal que era pequeño) que consigue la mofa de los más “pequeños”. 



Y de nuevo, reanudamos la marcha en dirección a la “cuesta de la risa”. Preocupados por el estado de la bici de Milhouse, estamos cerca del mismo para que se vea arropado por el grupo. Pero Milhouse, como si no fuera la cosa con él, pedalea como si escapara de los látigos de su amo. Y así andamos por la ruta, pero ahora de vuelta, llegando a la cuesta de la risa. Pero por suerte, los dioses estaban de nuestro lado. A lo largo de la mañana y con el buen día que ha hecho. La luz parece haber secado un poco el camino y permitirnos (aunque con dificultades) subir con menos sufrimiento del esperado. Voy detrás de Milhouse preocupado (en parte por su bici) para que no se vea solo. Pero parece que la cosa no va con él, y decido subir un poco más liviano. Cuando llego arriba me doy cuenta que estoy solo y faltan mis dos compañeros, que han parado a reparar la cadena de la bici de Milhouse que no para de dar guerra.

Ya, con lo más difícil recorrido (o eso pensábamos). Marchamos a ritmo liviano pero en silencio, vamos notando el cansancio. Menos Maverick, que parece echar de menos a sus compañeros de batalla para retarle, que lanzaba algún órdago en solitario. Y en ese silencio escuchábamos el aire que nos daba de frente y nos frenaba (para no variar en todo el día). Llegamos al pinar y pasamos al lado de un hombre que estaba “plantado un pino” con su perro de compañero. Volvemos por la misma zona por donde Maverick nos contaba las anécdotas de la ida. Y a ritmo rápido  conseguimos llegar a la zona de reunión. Decidimos ir a una gasolinera para poder limpiar las bicicletas del barro acumulado y llegar limpios a casa. Pero como no tenían pistolas a presión, nos despedimos de Milhouse y el resto del grupo continúa la marcha hasta casa. 

Ya en Alcorcón, paramos para limpiar nuestras “pequeñas”. Pero como tengo mucha prisa, dejo solo a Maverick y  me despido felicitándole las fiestas navideñas. Y esperando ver a mis compañeros el año que viene. Así se despiden esta crónica de los tres GIGANTES DE BARRO.

Esta ruta ha sido la última del año 2013. Y aunque con pereza debido al frío y la humedad. Hemos superado un nuevo reto. Y de ahí mi agradecimiento a Maverick, que siempre está ahí para animarnos, proponiéndonos nuevos retos de superación y formando un grupo formidable. Y una mención especial a Milhouse, que aunque con problemas mecánicos,  supera cualquier reto (piano, piano), y no se rinde ante los inconvenientes.

Espero que todos paséis unas felices fiestas, y ¡¡¡¡¡¡NOS VEMOS EL AÑO QUE VIENE!!!!!!

Golfo