lunes, 12 de junio de 2017

Entre ríos anda el juego

Sábado 10 de Junio


Después de un par de meses fuera del palilleo, abandonado en favor de mi fiel compañera de penurias y alegrías, mi flaca, vuelvo al comando. He de decir que en este tiempo ha estado en buenas manos. Los polluelos han abandonado el nido y están preparados para comerse lo que les echen. Qué alegría. 

Como viene siendo habitual, el núcleo de la Costa Marrón es el que se moviliza. Pero hay que elegir bien el lugar, porque estos calores te pueden dejar totalmente mojamuto. Más calor que en el bautizo del rey león, vamos. No hay problema, hay rutas guardadas en el zurrón para casos de emergencia como este. Agua, sombras, poco desnivel... Perfecto. 

La zona de Rascafría va a ser la afortunada que goce de nuestra presencia. Subiremos por el arroyo de la Angostura, más adelante es el que dará lugar al río Lozoya, y cruzaremos al otro valle, bajando por el arroyo de la Umbría. Todo el tiempo flanqueados en un lado por cuerda larga y por el otro por Peñalara.




Esta ruta sirve de bautizo para un nuevo miembro del grupo, muy peludo eso sí. No asustarse que no es la mujer barbuda del circo. Se llama Nala. Muy maja, apenas dos años pero muy protestona. Lo del bautizo es algo literal, porque en cuanto vio el agua del arroyo, allá que fue. Se lo tomó al pie de la letra. A Patryola hacía ya tiempo que no la veíamos, por lo que nos alegramos de tenerla de nuevo de vuelta. Y Otofegna se está convirtiendo últimamente en una palillera habitual.












Salimos desde el aparcamiento de los restaurantes que hay subiendo hacia el puerto de Cotos. Remontamos el arroyo de la Angostura que en su parte inicial está lleno de charcas y pequeños saltos de agua. Otofegna no para de hacer fotos en plan francotirador. En cuanto te despistas, sales retratado. La subida se hace muy amena, llena de sombras y con una pendiente muy suave. Además el tener el arroyo al lado hace que nos podamos refrescar de vez en cuando. Un auténtico lujo. Nala poco ladra ya. Qué bien va a dormir. 














Tras subir una pendiente algo más pronunciada, suavizada por unas cuantas zetas, eso sí, alcanzamos la carretera del puerto de Cotos. Tenemos que avanzar unos 500 metros por la carretera. Aprovecho para animar a unos compañeros ciclistas que andan penando sobre el asfalto con estos calores. Belice parece que le molestan los bastones y de una patada lanza uno al centro de la calzada. Ayyys. Que le habrá hecho el pobre. Mirindas sigue con su tónica habítual del ¿Queda mucho para llegar? XD Qué tío. El día que menos se lo espere le meto una ruta de 30 km sin previo aviso.



Para alcanzar el valle del arroyo de la Umbría, tenemos que hacer una pequeña subida por un rampón de apenas 100 metros, que se salva sin problemas. Por un momento creemos estar en el Amazonas. Nos damos de bruces con un hormiguero que riéte tú de los de la marabunta. Que exageración de hormiguero. De un bocado lo menos que te arrancan esas hormigas es una pierna. Cruzamos arroyo que viene del deshielo de las lagunas de Peñalara y desde aquí al final, prácticamente bajada. Eso sí, en esta zona poca sombra vamos a tener. Es medio día y el sol pega desde todo lo alto, si apenas zonas del camino donde resguardarse. Menos mal que hace algo de viento.











Decidimos parar para comer en una charca en la que casi hay más ranas que agua. Menuda escandalera tenian montada. A esto se les une Nala, por lo que el concierto es ya la leche. Falta que salga de los arbustos el chavalito de Eurovisión con su guitarra y lanzando gallos. Mirindas aprovecha para echarse una minisiesta, mientras los demás intentamos ver las ranas, arrastrándonos por el suelo cual croquetas.








Asentado el bocadillo y reposados, continuamos la marcha. Se va haciendo un poco cansina por el sol pero se lleva más o menos bien. Parando de vez en cuando a refrescarnos. Nala va ya la pobre que solo quiere que Patryola la lleve en brazos. Al alcanzar la parte más baja, nos encontramos con una pareja con un carrito de bebés preguntándonos si está lejos la laguna de los Pájaros. Donde iréis almas de cántaro a las 3 de la tarde, con la solanera que cae, niños pequeños y buscando la laguna de los Pájaros que está a unos 2000 de altitud, a tomar por saco de donde estábamos. jajaja. La gente es la leche. Como el gps les ha llevado alli... Una pena...



Momento relax de la jornada. Esta vez, estamos a punto de iniciar la extinción de toda la fauna y flora del arroyo de la Umbria. Decidimos meter los pies dentros para refrescarnos. Qué gustitoooooo. Eso sí, fría de narices, pero te deja como nuevo.







Nos queda la parte final de la ruta. Apenas media hora que nos servirá para hacernos unas fotos en el mirador de los Robledos y en el Pene al Guarda Fores... perdón, en el Monumento al Guarda Forestal. Es que los parecidos y las mentes sucias... Y como no podías ser de otra manera no podíamos acabar de mejor forma la caminata que en el bar. Pero que vicio tenemos. La verdad es que salimos al campo porque sabemos que vamos a terminar aqui, porque sino... Por cierto, Nala llegó sana y salva. Toda una campeona. Ya nos dirá Patryola si se tiró durmiendo todo el fin de semana. Nos vemos!!!








MAVERICK




2 comentarios:

  1. Muy agradable el retorno a las rutas. Este sábado, que en Madrid se estarían asando de calor, pudimos disfrutar de un agradable paseo y una mejor compañía..., pero faltaron los dos habituales (pero ellos están disfrutando de otras rutas más septentrional en su viaje)

    Buena crónica y grandes fotos

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  2. Gran ruta y crónica! Yo me lo pasé genial, como siempre. Espero veros prontito a todos. Un abrazo fuerte!

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